Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/685

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cuyo cargo hizo gala de las energías extraordinarias que exigían aquellos momentos decisivos, destacándose como una de las figuras más conspícuas de la lucha.

Hombre múltiple y de gran cultura, las preocupaciones de la guerra no obstaron a sus iniciativas de índole superior y, de lo mucho que sobrevivió — con carácter firme — a las afiebradas horas, deben citarse la creación de la primera Casa de Moneda Nacional, inaugurada el 2 de febrero del 44, el cambio de nombre de las calles de la ciudad, la fundación del Instituto Histórico y Geográfico, etc.

Ministro de Hacienda de Suárez, del de mayo al 11 de octubre de 1842, integró la Asamblea de Notables el 14 de febrero del 48 como Juez de lo Civil y fué miembro fundador del Instituto de Instrucción Pública en 1847. Los cargos en la judicatura entró a desempeñarlos sin haberse graduado todavía, pues recién fué agraciado con el título de licenciado en jurisprudencia en 1858, interrumpidos los estudios por la política y la guerra. Reconocido ya como uno de los hombres más caracterizados de le Defensa, cuando el Dr. Manuel Herrera y Obes, que abrigaba el proyecto de hallar una solución americana a la guerra contra Rosas, tomó la cartera de Relaciones Exteriores a mediados del año 47, Andrés Lamas estaba ganado para la nueva política.

En ese orden de ideas, el 9 de noviembre se le confió el cargo de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante la corte de Río de Janeiro, donde al cabo de una perseverante campaña y de muy hábiles negociaciones, consiguió ajustar el tratado de la Triple Alianza entre el Brasil, nuestro país y Entre Ríos contra el tirano de Buenos Aires y los famosos cuanto discutidísimos tratados conexos, entre los cuales el de límites con el Imperio.

Después del tratado de 1909 que los modificó en favor de la República en su parte más comprometida y sustantiva, eliminado lo que podían tener de odiosos y de lesivos para nosotros, los pactos del 51 se han convertido en mero tema de historia y puede repetirse acerca de elles como juicio actual, este juicio del historiador Ariosto González: “Se le acusó de que no había sabido resistir a las seducciones de la política brasileña y hacer triunfar el interés de su país, como si el representante de una República que sufre una guerra de 8 años y no encuentra camino de salvación, estuviese en situación de imponer condiciones, marcar normas y exigir reciprocidad. Entre el Imperio y Rosas, dilema fatal, optó por el Imperio. Entendía que con éste siempre podríamos arreglarnos y obtener la reparación de las injusticias; con Rosas era morir ahogados por una ola de barbarie”,

Renovadas sus credenciales en junio de 1855, a esa fecha, sus vinculaciones en los altos círculos del Imperio y en particular con Pedro II mismo, monarca cuyas aficiones lo acercaban al Dr. Lamas, habían da-

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