Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/687

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Cumplido el propósito, por decreto de 28 de abril de 1863 pasó a Buenos Aires con idéntica investidura y el cometido de interferir la protección que se atribuía al gobierno de Mitre en favor del general revolucionario Venancio Flores. El 1° de junio del mismo año “para afirmar y dar carácter público a sus gestiones” cambióse la categoría de la misión elevándolo a ministro. Interrumpidas las relaciones entre el Uruguay y la Argentina, la plenipotencia caducó automáticamente el 18 de noviembre, pero más tarde, Atanasio C. Aguirre, sucesor de Berro, creyendo que era el momento de poner fin a las diferencias entre ambos países, tornó a extender a Lamas cartas diplomáticas el 28 de junio de 1864. Al servicio de los gobiernos blancos de Berro y Aguirre, el ministro Lamas tuvo que enfrentar la posición y conducta del general Venancio Flores, pero, desalojado del poder aquel partido en febrero del 65, aceptó de Flores triunfante, a quien había calificado de vándalo en notas oficiales, el cargo de ministro en el Brasil el 21 de julio. Hay que fijar en estos días el bello gesto patriótico reclamando y obteniendo de Pedro II la devolución de la bandera nacional tomada en la defensa de Paysandú.

En la presidencia del general Lorenzo Batlle, en 1871 y en calidad de agente confidencial ante el gobierno argentino, llevó el cometido de buscar un avenimiento con el coronel Aparicio, jefe de la revolución blanca. No obstante haber tomado participación en un plan revolucionario contra ese mismo gobierno de Batlle, aceptó el Dr. Lamas el cometido. Su elección produjo mucha alarma en los círculos colorados, pues en verdad, sus antecedentes para defender la causa del gobierno de la República no abonaban mucho en su favor. Alguna razón asistía a los temerosos, pues conforme al decreto del 20 de febrero de 1872, con la firma de Batlle y de Daniel Zorrilla, el negociador fué exonerado de su cargo después de capitular lo que se llamó Convenio del Rosario “por haber ultrapasado sus instrucciones aceptando cláusulas sobre las cuales el gobierno se tenía reservada la aceptación”. Lamas, “fuera de los partidos en su empeño de servir al país y solamente al país”, según su juicio, desatendía ahora también los intereses de una situación cuya representación investía y cuyas directivas le correspondía seguir.

El acto final de su vida política, ministro de Pedro Varela, muestra al inteligente ciudadano en esa misma tesitura equivoca, Residente en Buenos Aires, dedicado a sus estudios y a sus negocios, cuando el motín militar del 15 de enero del 75 dió en tierra con la administración constitucional del Dr. Ellauri, Lamas fué un exaltado opositor del régimen ilegal entronizado en Montevideo y confraternizó de lleno con los emigrados compatriotas que se aprestaban para lanzarse a las armas. Formó parte del comité de guerra, dió todo su concurso a los

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