cuando por una decisión generosa del Presidente de la República general Máximo Santos, el 3 de febrero de 1884, las cámaras legislativas le votaron una pensión vitalicia mensual de quinientos pesos, el mismo día que, trigésimo primer aniversario de la victoria, se declaraba fiesta nacional la fecha de la batalla de Caseros. El mismo Santos quiso comunicárselo en un expresivo telegrama que el estadista contestó agradeciendo emocionado “la recompensa nacional que le garantía la decorosa tranquilidad de sus últimos días”. Siete años sobrevivió a este homenaje, viniendo a fallecer en Buenos Aires en la madrugada del 23 de setiembre de 1891, de una afección orgánica al corazón. Sorprendióle la muerte cuando empezaba a escribir las primeras páginas de una monografía histórica de Montevideo hasta el año 52, que había ofrecido “con entusiasmo filial”, para que encabezara el censo de la capital que se proyectaba por el Dr. Carlos M. de Pena, presidente de la Junta Económico Administrativa.
LAMAS, DIEGO Eugenio
Militar que alcanzó las más altas jerarquías en el ejército llegando a brigadier general. Nacido en Montevideo el 12 de noviembre de 1810, era hijo de Benito Lamas, natural de Santiago de Galicia y de María Tiburcia Palomeque, uruguaya. Tuvo altos cargos en el gobierno y en el ejército y en la lucha eleccionaria de 1860 fué uno de los candidatos para suceder a Gabriel A. Pereira.
Comenzó su carrera de armas, estando a la tradición de familia, en el año 1829; y en 1837, en circunstancias en que el gobierno hallábase empeñado en combatir revolución encabezada por Fructuoso Rivera, el Comandante General de la Frontera de Yaguarón, general Servando Gómez, lo nombré su ayudante y lo hizo reconocer como teniente 1° de caballería de línea, siendo ciudadano, según lo acredita el respectivo despacho. En el curso de la campaña llegó a capitán en el año 1838.
Vencedora la revolución en octubre de 1838 y emigrado el presidente Oribe, Lamas, igual que parte de los militares que habían servido al gobierno, se alejó del país, para luego tomar sitio en los cuadros del ejército argentino, donde los contingentes uruguayo - oribistas figuraban con los nativos.
El 11 de mayo de 1840, con grado de teniente coronel, tuvo el mando del Escuadrón de Dragones Orientales, integrante de la Legión Fidelidad cuyo jefe era el general Servando Gómez, y le tocó hallarse en la batalla de Don Cristóbal, donde el general Lavalle derrotó al general Echagüe, “Gobernador de Entre Ríos y Restaurador del sosiego público”, y en la cual el general Manuel Oribe, sin dejar su título de Presidente de la República Oriental del Uruguay, comandó, como subal-
