Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/692

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dos días se le aditó el cargo de miembro del Consejo de Defensa.

Flores y los brasileños, sus aliados de última hora, estaban ya a las puertas de la capital, pero la ciudad no llegó a ser atacada, porque Tomás Villalba, sustituto de Atanasio C. Aguirre en el ejercicio del Poder Ejecutivo, negoció la paz el 20 de febrero de 1865.

Mientras el general colorado revolucionario entraba vencedor en Montevideo, Lamas, a la par de casi todos los jefes blancos de alta graduación, tomó el camino del extranjero, pasando a residir a la Provincia de Entre Ríos donde gobernaba el general Urquiza, su antiguo amigo. Ya entonces estaba muy quebrantada su salud, prematuramente viejo. Vivió expatriado únicamente cuatro años, falleciendo en Concordia el 6 de noviembre de 1868 y sus restos mortales reposan todavía en tierra extranjera.

Militar sin calidad sobresaliente, cabían en cambio al general Diego Lamas los predicados de buen funcionario, progresista y de excelente administrador. Hombre honrado a carta cabal, cuando en abril de 1885 el gobierno de Flores llamó a rendición de cuentas a todos los jefes y funcionarios de las administraciones pasadas, Lamas envió desde el exilio al Contador General Tomás Villalba, por intermedio de E, E. Anaya, una exposición amplia y satisfactoria del uso que había hecho de los dineros públicos pasados por sus manos.


LAMAS, DIEGO Luis de Gonzaga

Militar que después de haber hecho carrera en el ejército argentino, tuvo una participación tan excepcional como breve en su propia patria.

Nacido en la ciudad de Salto el 4 de agosto de 1858, era hijo del entonces coronel Diego Lamas, Jefe Político del departamento, y de Mercedes Delgado. En el acto de bautismo en la iglesia del Carmen — el 24 de setiembre — fué su padrino el Dr. Luis de la Peña, Ministro de la Confederación Argentina, representado por el coronel Dionisio Trillo.

A la muerte del general Lamas, emigrado en Entre Ríos, su viuda se radicó en el Salto con sus hijos, alguno de corta edad todavía.

Después de hacer los primeros estudios en los colegios locales, Diego Lamas tuvo que dejar la escuela por razones de salud antes de los 15 años y como se le indicara para su afección asmática el frecuente cambio de aires, aceptó una plaza en el personal de la Compañía Salteña de Navegación, donde ascendió hasta 2° comisario.

Plenamente curado, su vocación, afirmada en el ejemplo paterno, lo llevó a hacerse soldado y sentar plaza como voluntario en el batallón de Cazadores N° 1, destacado en la ciudad natal.

Dice uno de sus más entusiastas biógrafos, que Lamas se enroló en el batallón N° 1, al mando del co-

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