Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/711

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ción de la Escuela Lancasteriana, en noviembre de 1821, instalada en la misma casa del Fuerte de Gobierno,

En 1824, de paso por Montevideo el delegado especial del Papa, monseñor Muzi, confirmó a Larrañaga en sus funciones de jefe de la Iglesia Católica Uruguaya, con título de Vicario Apostólico, equivalente al de Obispo Diocesano.

La revolución libertadora de 1825 no modificó la actitud del presbítero, cuya investidura en la Iglesia lo obligaba a ser respetuoso y fiel al brasileño, que entonces mandaba. No es de extrañar de este modo que su nombre esté ausente de las asambleas patriotas y que no firme entre los constituyentes, ni es necesario ir a buscar explicaciones justificativas de su actitud, en la circunstancia de que principiaba a quedarse ciego.

Recién después de constituída la República fué electo senador por el departamento de Montevideo, En el transcurso de su mandato presentó, entre otros, un proyecto de ley restringiendo a casos especiales la pena de muerte, y uno en favor de los esclavos — cuya suerte le preocupó toda la vida — por el que se facilitaba la emancipación. No obstante la semiceguera que lo invalidaba de modo virtual, fué asiduo concurrente a las sesiones de la cámara y aceptó de buena voluntad trabajar penosamente en varias comisiones.

Una vez concluido en 1833 su periodo senaturial, se contrajo a las funciones eclesiásticas y dentro de lo posible a sus estudios, en los que continuó con cierta regularidad hasta el año 40, en que los achaques recrudecieron mucho,

La Guerra Grande lo vino a encontrar recogido en su quinta en los alrededores de la capital, y sitiada ésta por el general Oribe, databa sus documentos indistintamente en Montevideo o en el Cerrito, pues aunque existía en la República un gobierno presidido por Joaquín Suárez y otro — pretenso — del general Oribe, el Vicario Apostólico, acatado por todos y por encima de la discordia, conciliaba el ejercicio de su cargo eclesiástico con la dualidad de autoridades civiles.

De esta mera, cuando falleció repentinamente en la mañana del 6 de febrero de 1848, víctima de un ataque a la cabeza, mientras el titulado presidente legal le hacía rendir honores póstumos en el campo del Cerrito, al ser enterrado en la capilla de la Sacra Familia, el Gobierno de la Defensa ordenaba la celebración en el recinto de Montevideo de los oficios fúnebres que correspondían a la dignidad del Vicario Apostólico, decretándole honores de general de la República.

Primera figura científica en nuestro país, en el orden cronológico, Larrañaga continúa siendo un distinguido naturalista en la sucesión del tiempo. La tardía publicación de sus trabajos que recién se hizo en 1922 por el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, con el concurso generoso del Dr. Alejandro Gallinal, no ha permitido la divulgación oportuna de sus investigaciones.

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