Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/725

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Latorre, que se hallaba en goce de licencia, no tuvo más remedio que aceptar los hechos consumados.

Algunos días más tarde, a pretexto de una corta excursión por campaña abandonó le capital, pero variando de rumbo, aunque siempre bajo la mirada vigilante del coronel Santos, atravesó la línea de límites por el departamento de Cerro Largo, yendo a fijar su residencia en la población brasileña, fronteriza, de Yaguarón.

Llegaba completamente desmoralizado y sólo principió a reaccionar cuando fueron a reunírsele algunos militares, fugitivos a su vez del país, y a recibir adhesiones de gente de campaña, siendo su principal hombre en ese período el coronel Nicasio Galeano. La superioridad la emplazó y lo dió de baja del ejército el 22 de julio de 1880 por no haberse presentado y un tiempo más tarde el gobierno reclamó por vía diplomática y con reiteración, para que fuese internado, pues su presencia en la frontera constituía un peligro para la tranquilidad de la República, siendo su casa un constante toco de intrigas y maquinaciones.

Tras muchas largas dadas al asunto, el Imperio impuso a Latorre residencia en Porto Alegre, en 1881 y, ante esa disyuntiva, decidió en el mes de octubre pasar a Buenos Aires por vía Corrientes y Entre Ríos,

El 5 de agosto de 1887, el ex-dictador se presentó de improviso en Montevideo en compañía de dos amigos, produciéndose con su llegada una general conmoción, pues ignorábanse los móviles del extraño viaje.

Reunido el presidente general Máximo Tajes con su Consejo de Ministros, acordó expulsarlo de inmediato, dándose órdenes perentorias al Jefe de Policía en tal sentido.

Latorre, que pretendía resistir al embarque en el primer momento, quiso luego buscar asilo en la Legación del Brasil, pero el Ministro Ponte Ribeiro no se lo acordó, expresándole que con un gobierno que no perseguía a nadie estaba tan garantido como cualquier plenipotenciario. Entonces volvió a tomar el camino del exilio, para regresar sólo por unas horas el 23 de setiembre, autorizado especialmente con motivo del fallecimiento de su esposa ocurrido en nuestra capital.

El 9 de agosto de 1887, el votarse el destierro del ex-presidente Santos, la medida se había hecho extensiva hasta él.

Establecido en Buenos Aires, enriquecía con la compra de campos, hizo un corto paseo por Europa en 1889-90, y vivió fijos los ojos en el país.

Los revolucionarios de octubre de 1891 contra el gobierno del Dr. Julio Herrera y Obes, llegaron a conquistarlo, aunque fuese parcialmente para su regresiva empresa, pero ésta fracasó en la Unión antes que La- torre — desconfiado por excelencia — se hubiese movido.

Falleció en Buenos Aires el 18 de enero de 1916.

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