debido a la resistencia del gobierno portugués a remover a su cónsul, al cual se le daba el perentorio término de seis días para abandonar el país.
Ajustada la paz en 1851, Leite volvió a la República en desempeño de sus anteriores funciones. Elevado a categoría de Encargado de Negocios el 23 de mayo de 1853, desempeñó el cargo hasta sus últimos años, llegando en su larga carrera a ser el decano del cuerpo diplomático. En 1864, cuando la representación diplomática del Brasil se retiró después del fracaso de la misión Saraiva, se hizo cargo de los intereses brasileños. Falleció en Montevideo el 7 de setiembre de 1871, conservando hasta el fin de la vida el empaque de fidalgo — el rey de Portugal le había dado el título de Barón — con que presidía las grandes fiestas que gustaba dar en su casa, abundante en hermosos muebles y espléndidas vajillas, dónde lucía la distinción de la señorita Luisa, su hija única.
LEGRAND, ENRIQUE
Astrónomo y hombre de ciencia nacido en Montevideo el 12 de agosto de 1861, de ascendencia francesa. Luego de hacer sus primeros años de colegio en la capital, fué a continuar estudios en París de 1877 a 1882. Alumno de la Escuela Central de Artes y Manufacturas, obtuvo excelentes calificaciones aunque no llegó a graduarse en ninguna rama científica.
De vuelta al país, con holgados medios de vida, se consagró Legrand a sus estudios favoritos de astronomía, en tarea sin apuro pero asimismo permanente e intensa, según lo certifica una copiosa serie de trabajos — publicados o inéditos — siempre llenos de interés, frutos , en su mayoría, de observaciones relativas a nuestro país, donde determinó múltiples coordenadas geográficas.
No faltan, sin embargo, los trabajos de carácter científico general, como los que dicen con la órbita del cometa de 1901, la aplicación de los prismas reiteradores que transforman el sextante en aparato de alta precisión, etc.
En 1905 se le nombró catedrático de Cosmografía en la Sección de Enseñanza Secundaria, tuvo intervención directa en toda actividad que se relacionara con sus predilectas disciplinas y llevó la representación de la República a diversos congresos científicos.
Poseedor de vastísima cultura general, un aspecto interesante del estudioso compatriota, fué su admirable facilidad para poner al alcance de los menos versados los principios elementales de la filosofía natural, en momentos en que, en los comienzos de este siglo, se volvían inseguras, a raíz de maravillosos descubrimientos, bases seculares de la ciencia consideradas inconmovi-
