Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/777

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en los mejores colegios de Buenos Aires, donde fué enviado siendo niño, para regresar a los 15 años, cuando tuvo lugar la revolución de 1810. Estuvo junto a los suyos, realistas probados, durante los sitios de Montevideo por los independientes y poco después de capitular la plaza, don Mateo, hombre rico, la abandonó yendo a fijar residencia en Madrid con su familia.

Allí, Francisco Magariños tomó participación en política, adicto al Partido Constitucional, y cuando Fernando VII juró la Constitución, tuvo una supuesta representación, figurando como diputado a Cortes por Montevideo, a título de una acta firmada por un número de españoles residentes en la Provincia Oriental.

Firme en la idea de una solución de orden monarquista que salvase a las colonias de la anarquía, colaboró con los agentes porteños en sus gestiones pro-candidatura del príncipe de Luca o de cualquier retoño del tronco degenerado de los borbones.

Denunció los avances portugueses en nuestro territorio, perjudiciales a España, y movió al Conde de Casa-Flores, ministro de S. M. C. en Río Janeiro, para que amparara a los conterráneos soldados de Artigas, prisioneros de guerra, a título de que eran súbditos de España previo juramento de la Constitución del reino. Obtuvo así mejoras en las condiciones de los patriotas prisioneros, y después, por etapas, la liberación, que les permitió volver a la patria.

Simpática y noble gestión, la historia se lo tendrá en cuenta al generoso compatriota.

En 1825, a la hora en que a la invasión de Lavalleja el 19 de abril, había seguido el levantamiento del país, estaba de vuelta en Montevideo y un poco de vuelta, asimismo, de sus veleidades monárquicas. Quedó en la plaza que los imperiales ocupaban, pues si su afiliación a la causa nacional era un hecho, tenía dificultades de momento que le impedían ir al campo patriota, donde recién se le halla en el año 27 desempeñando el cargo de Fiscal y como uno de los redactores del periódico Miscelánea Oriental, que impreso en Canelones con tipos de la Imprenta de la Provincia, circuló desde el 29 de julio al 8 de octubre de 1827. Desavenido con el general Lavalleja, en conflicto con las legítimas autoridades del país, cuya causa hizo suya, tuvo que ausentarse para Buenos Aires, donde lo hicieron Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda.

Ajustada la Convención de Paz del año 28, volvió a la naciente República y el 31 de diciembre de 1829 fué designado Contador General de la Nación, cuyas oficinas organizó debidamente.

Opositor a la candidatura del general Oribe, electo Presidente el año 1835, buscó el modo de alejarse de la política yéndose a Europa en goce de licencia y con cierta investidura consular que llegado el momento haría valer, pero la ocasión no se presentó.

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