Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/788

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tro Ministro en Río, como participante en tentativas de alterar el orden público en combinación “con el bandido Nico Coronel”, conforme a las palabras de la nota.

Después no se vuelve a hablar más de él y debió fallecer, verosímilmente en el Brasil, en las últimas décadas del siglo pasado.


MARGAT, PEDRO

Horticultor y botánico, a quien debe la República especiales servicios en materias de plantas útiles, huertas y jardines.

Había visto luz en Versalles, el año 1807 y llegó a Montevideo en 1838, en escala de viaje al Pacífico.

Tan versado en los conocimientos de la especialidad hacia la cual orientó las actividades de su existencia, domo lleno de entusiasmos y adicto al trabajo, portaba consigo el plantel de semillas y de especies destinado, conforme a su saber, a la aclimatación y propagación de sus proyectos de fomentista rural.

Pero en Montevideo resolvió modificar el itinerario, fijando residencia en nuestra capital, dado a la formación de una colección de plantas, cuyos ejemplares se remitían periódicamente a París.

Después planteó y prosperó una gran quinta en el Reducto, alrededores de la capital, que se transformó paulatinamente en un establecimiento modelo, destinado con el tiempo a ser el proveedor de las plantas y árboles de calidad a la serie de residencias señoriales, cuyos parques, trazados por él mismo, circunvalaban la capital como una corona florida, sin parecido en toda América.

La Guerra Grande vino en 1843 a poner una barrera militar entre Margat y la capital sitiada, y en esas condiciones, orientó hacia Buenos Aires sus escogidas frutas y productos de horticultor especializado, utilizando el puerto del Buceo, en la juridicción del mando del general Oribe.

Pacificado el país en el año 1851, el civilizador empeño de Margat tuvo huevos impulsos, Las frutas cosechadas en sus establecimientos, que se expusieron en diversas muestras universales europeas, merecieron premio de los jurados y a la vez la exportación de sus productos extendióse de la Argentina al Brasil, donde las peras tuvieron tal aceptación en el mercado de Rio de Janeiro, que en las últimas décadas del año 60 llegó a absorber dos mil cajones de doscientas unidades cada año.

Cultivador científico, tuvo especial predilección por las camelias, que se habían introducido en Europa, llevadas de China en 1811 y que Margat a su vez trajo al país, reproduciéndolas por injerto y semilla, Importó asimismo les primeras araucarias y vió crecer bajo su cuidado el más bello ejemplar de ciprés lambertiana que hubiese aclimatado en estas tierras. También estableció, antes que nadie, el régimen de invernáculos, donde adelantaban los

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