Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/794

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Libertador — conocidos ya por Martínez — le solicitaba una Memoria escrita dándole sus opiniones respecto a la situación del Perú, el plan de campaña que creyese más razonable y útil, y su concepto acerca de la clase de tropas que componían el Ejército Unido y lo que fueran capaces de ejecutar, aisladas o en conjunto.

La respuesta — clara y sin una palabra inútil — que se halla inserta en el apéndice de la Vida del general Martínez, por Leogardo M. Torterolo, fué redactada por el general Tomás Guido, a quien consultó en el caso.

Derivaciones de la política interna del Perú, llevaron al general Martínez a dimitir la jefatura del Ejército Unido el 3 de febrero del año 24. La noche siguiente, la guarnición del Callao se sublevó, escribiendo un triste capítulo en la epopeya continental.

El suceso dió lugar a que se le hiciesen a Martínez imputaciones falsas, ante las cuales solicitó con reiteración se le sometiera a un Consejo de Guerra, y éste lo absolvió de toda culpa. Como amplia satisfacción merecida después de este fallo, el gobierno le confió el mando en jefe de la Brigada de Milicias de infantería.

Hallábase el general Martínez enfermo y no quiso aceptar el nuevo destino, solicitando en cambio autorización para pasar a Santiago de Chile en marzo del año 24.

Tenía formado el propósito de solicitar su retiro del ejército, y las gestiones llegaron a iniciarse en la capital porteña.

En Santiago, concluída la guerra de la independencia en Ayacucho, se le ordenó desde Buenos Aires que condujera a esta capital los restos del famoso Regimiento de Granaderos, y la comisión estuvo concluida en marzo de 1825.

Como las Provincias Unidas no tardaron en hallarse trabadas en guerra con el Brasil, Rivadavia, recurriendo a los servicios y conocimientos de Martínez, lo nombró general de las Milicias Activas de la capital, cargo que sirvió desde fines de 1826 hasta setiembre del 27, en que se le destina al Ejército Republicano de operaciones.

Estas hallábanse entonces en el período de estancamiento que subsiguió a la victoria de Ituzaingó y continuaron así hasta la Convención de Paz del año 28.

La guerra civil encendida en Buenos Aires, hizo salir a Martínez desterrado de Montevideo el 27 de febrero del año 29, conjuntamente con otros militares de superior graduación.

De regreso a la capital argentina, y promovido a brigadier general el 13 de diciembre de 1831, Martínez inicia un capitulo de vida militar en el extranjero, sirviendo en el primer período de la administración de Rosas y en la subsiguiente de Balcarce, hasta que dis-

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