tanciado del primero a causa de sus equivocados rumbos, pasó a radicar en Montevideo en diciembre de 1833.
Sin intervención de clase alguna en política, cuando el general Rivera se alzó en armas contra el gobierno constituído de Oribe, Martínez puso su espada al servicio de la revolución, porque veía a Oribe en camino de convertirse en un satélite del tirano argentino, y, en la hora final de la lucha civil, fué uno de los delegados del caudillo para negociar el tratado de paz.
Rivera, en posesión del poder, lo hizo Ministro de Guerra y Marina el 11 de noviembre de 1838 y reelecto Presidente el 19 de marzo de 1839, volvió a confiarle la misma cartera el 20 de octubre.
Invadido el país por el ejército rosista del general Pascual Echagüe, tuvo el mando del centro del ejército nacional en la gloriosa batalla de Cagancha el 29 de diciembre de 1839.
Su permanencia en el Ministerio se prolongó hasta el 3 de enero de 1843, digna de recordarse por lo que significó para la organización militar del gobierno.
Los días iniciales afiebrados de la Defensa hallaron al general Martínez tan quebrantado de salud, que no le fué dado aceptar, a fines de 1844, la Comandancia General de Armas de la capital.
Consumada la revolución riverista del 1° de abril del 46, el presidente Suárez lo nombró Capitán del Puerto de Montevideo el día 17; y cuando fué creada la Asamblea de Notables el 14 de febrero del año 46, fué uno de sus integrantes, así como se le reservó un asiento en el Consejo de Estado instituido por decreto de agosto del mismo año.
La vinculación estrecha con el general Rivera, que había traído a Martínez a las esferas del gobierno, tuvo como consecuencia, a su hora, su alejamiento de las mismas posiciones, pues cuando aquél tuvo que salir desterrado de la capital, el general Enrique Martínez vióse sustituído en la Capitanía sin perjuicio de su permanencia en la Asamblea de Notables, prolongada a la última sesión, o sea a el 11 de diciembre de 1851.
En el gobierno del Triunvirato entró a sustituir al coronel Lorenzo Batlle en el Ministerio de Guerra y Marina el 9 de noviembre del 53, tocándole tener de jefe provisional del Poder Ejecutivo a su yerno el general César Díaz, del 24 de noviembre de 1853 al 7 de enero de 1854. Continuó en el cargo durante el período provisional del coronel Venancio Flores, muertos los otros dos triunviros, generales Lavalleja y Rivera, y elegido Flores Presidente constitucional el 12 de marzo del 54, confirmó en el Ministerio al veterano general.
Pasando revista a la existencia de este soldado de la epopeya continental lleno de glorias y con el pecho cubierto de las más preciadas meda-