Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/818

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de diciembre, cuya causa abrazó, tocándole pelear como un valiente en Navarro, el día 9, resultando herido de arma de fuego, y luego en Las Vizcacheras y en Puente de Márques, el 26 de abril, donde dió una carga final formidable con los coraceros.

El avenimiento entre Lavalle y Rosas lo determinó a volver a su país, donde en enero de 1833 aparece sirviendo con empleo de coronel en la Comandancia General del Litoral, primera sección, a cargo del general Julián Laguna.

Destinado a la División de Operaciones del Norte, batió en diversos encuentros a los revolucionarios lavallejistas en 1834.

Hombre del general Rivera, siguió a este caudillo en su alzamiento contra el gobierno constitucional de Oribe en 1836, emigrando con su jefe después de la derrota de Carpintería el 19 de setiembre, y retornando al año siguiente para ser parte en las acciones libradas, con suerte varia, hasta el día de Palmar — 15 de junio — en que le cupo perseguir a las dispersas columnas del gobierno.

Formó entre los delegados riveristas que tuvieron a su cargo negociar el acuerdo del 21 de octubre, y al hallarse en posesión del Poder Ejecutivo, Rivera lo promovió a brigadier general, haciéndolo Comandante General de Armas de la capital y jefe de Estado Mayor.

Brazo derecho del Presidente en la campaña del 39 contra los invasores rosistas, Dufort y Alvarez trazó una magistral silueta del general Medina el día de Cagancha.

Su comportamiento excedió en ese día de triunfo a sus propios antecedentes, y no fué en vano que, en el segundo aniversario de la gran victoria nacional, en una revista pasada en campaña, Rivera lo obsequiase delante del ejército con la espada que había ceñido en Cagancha.

Fué Medina uno de los mejores jefes del ejército y probablemente el que, en el desarrollo de las operaciones, asimiló el mayor número de enseñanzas de aquel gran táctico que se llamó José María Paz.

Tarea excesiva y fuera de lugar, la de seguirlo de cerca en su actuación de soldado, asi en Entre Ríos, en 1840, como en el territorio nacional durante la Guerra Grande.

El 27 de marzo de 1845, en la infausta jornada de India Muerta, resistió con esfuerzos inauditos el empuje de los soldados rosistas del general entrerriano Urquiza, logrando cruzar la frontera del Imperio después del desastre.

La batalla — sea dicho en honor de Medina — fué dada por el general Rivera contrariando sus opiniones.

De vuelta al país por la frontera terrestre del norte, el Gobierno de Montevideo lo hizo General en Jefe del Ejército en Campaña el 4 de agosto del propio año 45, y desempeñó ese cargo hasta el 7 de abril de 1846.

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