neral Fructuoso Rivera alzó el estandarte revolucionario en 1836.
En el correr de la lucha, Montoro, por causas que no están bien establecidas, vino a caer en desgracia ante el presidente Oribe, Este, enemistado con su subalterno, tenido como reo de verdaderas ofensas, ni siquiera quería oir hablar de él, diciendo que mejor fuese a reunirse con Rivera. Sin embargo, al principiar la Guerra Grande, Montoro tenía hallado un amigo y un poderoso protector en el coronel y ministro Antonio Díaz, el cual supo acomodarlo con Oribe, para que más tarde, gracias a su buena actuación militar, se rehabilitase por completo ante sus ajos.
El 17 de febrero de 1844, operando sobre Montevideo, trabó Montoro encarnizada lucha con fuerzas del coronel Fortunato Silva a la altura del Paso de Pache, pero no pudo evitar que el coronel Flores llevara a cabo la operación, planeada de conjunto con Silva, de abastecer de carne la capital sitiada, pudiendo introducir en la plaza una considerable cantidad de ganado vacuno.
Estando al frente de la guarnición de la Colonía, se presentó a atacar la plaza la expedición que mandaba el coronel Garibaldi, el 31 de agosto de 1843. Montoro tuvo que retirarse después de una brava resistencia de 5 horas, posesionándose los atacantes de la ciudad. Por primera vez, en este episodio bélico, la bandera de la Legión Italiana fué desplegada al viento lejos de Montevideo, y Montoro, en su parte a Oribe, alude a ella llamándola “vil y sucio trapo”.
En 1846, ampliadas sus funciones con la Comandancia Militar de Soriano y en posesión del pueblo de Las Víboras, fué sorprendido por el general Rivera que operaba en el litoral Sur, la noche del 27 de mayo. Perdió en el encuentro las piezas de cañón que tenía, así como una cantidad de prisioneros, pero con el resto de sus hombres pudo retirarse rumbo a Mercedes, con propósito de reorganizar sus hombres y hacer pie. Rivera no le dió tiempo sin embargo y llevando el ataque a la plaza se hizo dueño de ella después de corta pero encarnizada lucha, el 14 de junio. El coronel Montoro, que en un último esfuerzo, procedía al embarque de sus soldados a fin de vadear el Río Negro, fué muerto en la costa, quedando en poder del vencedor la mayor parte de los soldados que le obedecían y que el parte de Rivera elevaba a más de 500. Su secretario Tomás Gomensoro, destinado un día a regir los destinos de la República, fué uno de los prisioneros de esta jornada.
MORENO, LUCAS
General del ejército nacido en 1812, que sirvió a la patria en años juveniles, como ayudante y luego como oficial de Sala de la Asamblea Cons-
