tegrarse a Montevideo en el año 1814.
Sin apoyar la política de Artigas, se abstuvo Muñoz, con no menos cuidado, de aliarse a cualquier tracción anti-artiguista, pese a las muchas solicitaciones que en tal sentido recibió.
Aceptando el programa de pacificación que reportaba la conquista lusitano-brasileña, fué Regidor y Juez de Policía. Adhirió al régimen como solución transitoria, pues estuvo complicado en las tentativas patrióticas del año 23; y en 1825, apenas se produjo la invasión de la Agraciada, Muñoz, que vivía en una especie de domicilio forzoso en su estancia del Aiguá, se reunió inmediatamente a Lavalleja, con quien lo ligaba gran amistad, y fué designado miembro del gobierno provisional en junio de 1825, prestando importantísimos servicios en la organización de los ejércitos. Pasó después a Buenos Aires conjuntamente con Loreto Gomensoro, a solicitar el auxilio de las Provincias Unidas.
Comandante Militar de Maldonado en 1826, estuvo en este cargo hasta que se concertó la paz con el Imperio, trayendo por consecuencia la creación de una República libre en la antigua provincia. Al votarse la Asamblea Nacional Constituyente resultó electo diputado por Canelones, incorporándose a ella el 26 de noviembre de 1828, para cesar el 13 de enero de 1829, cuando fué hecho Ministro de Hacienda por Rondeau. Dimitente del gabinete, volvió a la Asamblea por los votos de Montevideo el 17 de octubre, actuando hasta la disolución de la misma.
Partícipe en la revolución lavallejista del año 32, vencida ésta, pasó a Buenos Aires, pero más tarde vino al país para ponerse a servicio del gobierno de Rivera, que le confirió el: cargo de Colector General de la Nación y después una misión diplomática a Bolivia, el 5 de agosto de 1834.
Llevaba título de Cónsul General pero investía, además, carácter de agente confidencial, pues se le había confiado una comisión de gran importancia, relativa al ajuste de las fronteras con el Imperio del Brasil, que serían planteadas en común por todos los estados limítrofes.
Plan sin ejecución, honraba a nuestro canciller el Dr. Lucas Obes que lo había concebido y tuvo principios auspiciosos en Bolivia y Perú.
Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores de Rivera, volvió al gabinete el año 36 en la presidencia del general Oribe, como secretario en la cartera de Hacienda. Todos sus esfuerzos tendieron — aunque sin éxito — a que el Presidente se libertara de las influencias extranjeras — Rosas — cada día más notorias en la política nacional, y debido a esas influencias tuvo que dejar su puesto en agosto del año siguiente.
En diciembre de 1838 fué nombrado para integrar la Comisión de Censura y Dirección del Teatro, y en el período de gobierno provisorio dictatorial de Rivera, después del triunfo de la llamada revolución consti-
