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tan grande, limitándose por entonces a dar publicidad en 1892, a su “Compendió de Historia del Uruguay”, recomendable trabajo que abarca desde la época pre-colonial hasta el año 1830.

Sus producciones poéticas que merecieron elogios de la crítica autorizada, pero que no bastarían por su corrección formal y su inspiración delicada para consagrar al autor como un poeta de alcurnia, están reunidas bajo los distintos títulos de: Versos ; Poesias; Amorosas, y Rimas, que aparecieron en distintos años.

Cuentan además entre otros libros de Arreguine: Tiranos de América, Francia (1896) ; Estudios sociales y ley de amor (1899) ; Tardes de Estío (1906); y una antología de poetas uruguayos.

En 1892 pasó a residir en Buenos Aires, donde tuvo mejor campo para desarrollar una fecunda labor docente como catedrático en varios Institutos oficiales, mientras aumentaba la lista de sus obras.

Finalizaron sus días en Buenos Aires el 24 de agosto de 1924.


ARRIBIO, Herminio SANTOS

Militar que llegó a general de brigada en nuestro ejército.

Vino al mundo en la ciudad vieja de Montevideo, el 1° de noviembre de 1841, hijo de Félix Arribio y de Angela Rolon. Sus servicios, principiados como voluntario en las huestes revolucionarias del general Flores, donde sentó plaza el 24 de diciembre del 63, destinado en clase de soldado al Batallón Florida, no sobrepasan, por circunstancia ninguna, el habitual límite.

Su firma, en funciones de 2° jefe del 1° de Cazadores, es una de las que figuran en el famoso documento del 15 de enero de 1875, en que los jefes de la guarnición de Montevideo declaran caducado en sus funciones al Presidente constitucional Dr. José E. Ellauri, nombrando por autoridad propia a Pedro Varela como Gobernador.

No obstante, en descargo de Arribio se podrá alegar siempre, que aquel sargento mayor, hecho en la guerra, oscuro soldado de filas, carente de instrucción, sin claro discernimiento en punto a conducta ciudadana, se vió mezclado en un asunto histórico trascendental, como a ciegas, tal cual aconteció con algún otro de sus compañeros de aventura.

El estigma de factor de un atentado contra las leyes, que acompaño a Santos Arribio lo mismo que a todos los firmantes de la deposición de Ellauri, limitado a ellos solamente, configura una grave injusticia. La tacha alcanza con mayor motivo a los políticos colorados y blancos que prepararon el cuartelazo atando voluntades y azuzando tal vez a los que aparecen como sus ejecutores materiales, como alcanza también a los jefes de superior graduación que luego de consumado el motín le prestaron su apoyo y pusieron su espada a servicio del gobierno usurpador, hijo de la infidencia y de la fuerza.

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