Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/928

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campos de Carpintería, el 19 de setiembre.

Este revés inesperado y la subsiguiente defección del coronel José Ma. Raña, uno de sus mejores compañeros, obligaron a Rivera a refugiarse en el Brasil, por cuyo motivo creíase terminada la contienda.

Reportó de su victoria el ascenso a brigadier general, hecho a 26 días de setiembre y, consentido el gobierno de que la tranquilidad reinaba de nuevo en el territorio, el nombramiento de general en jefe quedó sin efecto, volviendo Oribe a su antiguo destino de la Comandancia el 26 de octubre de 1836, donde estuvo hasta el 11 de noviembre, fecha en que hizo renuncia por hallarse enfermo.

La revolución, sin embargo, levantó cabeza de nuevo cuando Rivera, repasando el Cuareim, invadió por la actual frontera de Artigas, con unos ochocientos partidarios.

El propio presidente Oribe salió a campaña a presentarle batalla, pero fué completamente derrotado en Yucutujá el 24 de octubre de 1837.

El general Ignacio Oribe, que tenía a sus órdenes un cuerpo de ejército pero que estaba bajo el mando directo de su hermano, libró al rebelde, antes de un mes — el 21 de octubre — la acción del Yí. Perdida la batalla por Rivera, el Presidente dividió los laureles del encuentro — sin trascendencia ulterior, por lo menos, — entre su hermano y el general Servando Gómez.

El 26 de febrero de 1838, fué confirmado en la jefatura del ejército de la República que interinaba desde el 19, y en seguida procedió a desarrollar un nuevo plan de operaciones.

Tenía al lado suyo al valeroso brigadier Juan A. Lavalleja y un buen ejército, pero los revolucionarios a su vez habían crecido mucho en número, pero sobre todo, en audacia y entusiasmo, y a la hora en que ambos se hallaron frente a frente en el Palmar del Arroyo Grande el 15 de junio, la victoria coronó las armas revolucionarias, sufriendo el ejército gubernista una derrota tan grande que permitió a Rivera campar a su albedrio por la República.

Los vencidos responsabilizaron del contraste al general Manuel Brito, el cual, enfermo con anterioridad, efectóse hondamente por las inculpaciones. Oribe determinó, por su parte, que bajara a Montevideo, falleciendo Brito frente a la capital, en el barco donde se le conducía asegurado con fierros. (Ver Manuel Brito).

No pudo Oribe sostenerse en su alto cargo, por lo demás, y el 12 de julio Lavalleja pasó a mandar los ejércitos del gobierno, que a esas horas había entrado en una crisis final por una serie compleja de acontecimientos y caducó a poco con la renuncia presidencial del general Manuel Oribe, el 23 de octubre. Este se ausentó para Buenos Aires, pero el general don Ignacio en cambio, continuó viviendo en Montevi-

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