de Ministro, se le vió actuar con especial acierto en las terribles y dolorosas circunstancias que subsiguieron al suicidio del ex-presidente José Manuel Balmaceda, el cual en su último memorándum le dejó recomendada a su familia y en su carta final al ministro argentino Uriburu le decía : “Pida a Arrieta que es bueno y está cerca de los míos que cumpla con las obras de misericordia sin ceremonia ni acompañamiento alguno”.
Fiel al encargo póstumo, nuestro Ministro sacó ocultamente de la Legación Argentina el cuerpo de su esclarecido amigo, llevándolo a sepultar — ocultamente también — en el panteón suyo, para resguardarlo, si llegaba el caso, de la saña que azuzaban innobles los odios de la hora.
Sus prestigios de autoridad en materia hacendística, asesor como había sido del progresista Intendente Vicuña Mackenna y consultor privado del presidente Pinto, hicieron que Santos en 1882 lo consultara sobre las finanzas nacionales pidiéndole estudiase nuestros problemas del momento. Casia correo vuelto, Arrieta le envió un memorámdum de clarividencia extraordinaria, verdadero evangelio de buen gobierno y buena administración todavía a estas horas.
Yendo más allá en su prestigio, en 1898, después de los sucesos del 4 de julio, el general Benigno Carámbula, invocando el nombre de un grupo de militares y ciudadanos solicitó su asentimiento para levantar su candidatura a la Presidencia de la República en el cuadrienio 1899-1903. El Ministro se excusó fundado en que su desvinculación política y su prolongado alejamiento del país lo inhabilitaban en absoluto para desempeñar a conciencia tan alto cargo.
En 1909, nuestra cancillería que necesitaba la Legación de Chile para dar ubicación a uno de tantos diplomáticos ambulantes, otorgo a Arrieta la categoría de Ministro Plenipotenciario ad-honorem por decreto del 17 de abril.
Hombre de gustos refinados hizo edificar para su residencia y sede de la Legación en Santiago un hermoso, palacete y su Quinta de Peñalolen, próxima a la capital, es todavía una finca magnifica en medio de un extenso parque.
Aficionado a cuestiones de arte, protegió a Blanes haciéndole varios encargues de pintura, entre los cuales un sobresaliente cuadro de familia.
Distinguido en la mejor sociedad santiagueña y en su alto cargo honorífico vino a fallecer en su casa de verano en Viña del Mar, casi octogenario el 11 de agosto de 1911.
ARROYO, FELIPE Diónisio
Coronel del ejército, con prestigio partidario en el departamento de Colonia, cuya Jefatura política desempeñó con beneplácito general. Hijo de Felipe Arroyo y Benita Le-
