Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/938

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Ex-oficial del ejército, que atentó contra la vida del capitán general Máximo Santos, presidente del Se- nado en ejercicio del Poder Ejecutivo, hiriéndolo gravemente, la noche del 17 de agosto de 1886.

Descargada contra Santos la bala explosiva que le cruzó la cara de una mejilla a la otra, ocasionándole importantes lesiones, Ortiz, dispuesto a no caer vivo en manos de los soldados de la Escolta que lo perseguían y a los cuales hizo un di paro inútil, volvió contra sí mismo el arma que empuñaba, suicidándose de un tiro en la sien, en la calle Piedras entre Ituzaingó y Treinta y Tres, a poco más de una cuadra del Teatro Cibils donde perpetró el atentado.

Era Ortiz el día de su inmolación en aras de la patria, — conforme a su pensar íntimo — un apuesto mozo de 24 años recién cumplidos, que jugó a corazón entero, sin usura ni esperanza de recompensa.

Estudiado a la luz de todos los antecedentes de que ahora se disponen, el antiguo alférez del 1° de cazadores resulta un hombre de temperamento altamente impresionable, proclive a la exaltación pasional, bajo un exterior ligero y tornadizo, llevando, en su fondo íntimo, el permanente recuerdo de una niñez de huérfano pobre y hambriento de cariño.

Emparentaba, por línea natural, con un Ortiz de los que integran la lista de los Treinta y Tres, y al cabo de una mocedad de privaciones y tanteo de caminos, concluyó por sentar plaza de soldado distinguido en el 1° de cazadores, el 14 de mayo de 1881, y allí ascendió a subteniente el 3 de julio de 1883. Baja después de un sumario el 12 de enero de 1884, se le reincorporó al ejército el 31 de marzo del mismo año por orden directa del gobierno, pasando a integrar el cuadro de oficiales a que había pertenecido antes.

Asistió con su batallón a la jornada de Quebracho el 31 de marzo de 1336, a las órdenes del coronel José Amuedo, pero, interrumpiendo de nuevo la carrera, con fecha 21 de abril hizo renuncia a su grado solicitando la separación del ejército.

Frecuentador de círculos de estudiantes universitarios, donde fermentaba una oposición tremenda contra el régimen de prepotencia santista bajo el cual gemía la República, y exaltado por las lecturas — pues era un devorador de cualquier clase de libros — germinó en la mente de Ortiz la idea de despejar el horizonte político mediante una acción personal, visto como concluía de fracasar en Quebracho, vencida por los batallones del gobierno, la tentativa de un ejército ciudadano empeñado en concluir con el poder del general Santos.

No demoró en poseerlo la idea, y a la vuelta de un viaje a la ciudad de Salto aquella se había convertido en invencible obsesión, De paso por Buenos Aires, halló modo de

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