Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/949

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

tísimo y no la caja de notas que suelen ser muchos famosos cantores, estaba capacitado para juzgar y penetrar hondo en la partitura, en el libreto y hasta en la preparación de las escenas y el decorado. Un día — está probado con testigos — le demostró a Leoncavallo, en Milán, que, de acuerdo con la letra, cierta escena era mal llevada a las tablas, y Verdi le dijo: “tú eres el verdadero intérprete de Otelo”.

Por esa calidad de consumado actor, en la época en que su voz estaba claudicando, Ermete Novelli pretendió convencerlo que lo acompañara para representar en una gira dramática mundial.

A todo ésto, era tiempo de hacerse conocer en la patria, y vino a Montevideo en 1820 con la compañía Consigli, Su ciudad le hizo una recepción entusiasta: mil quinientas personas estaban en el puerto cuando llegó, incluídas las sociedades musicales que asistieron corporativamente, acompañándolo hasta las puertas del viejo “Café Lírico”, que había sido de su padre, y donde corrieran sus días de muchachón aficionado al canto.

La noche de su debut en Solís, con “Favorita” el 3 de junio, los palcos se cotizaron a sesenta pesos y los sillones a doce. Demostró ser un tenor de voz dulce, muy levemente velada, no de gran extensión ni de gran potencia, pero sonora, suave, vibrante, como para hablar al alma.

Aplaudido y bisado, la excelente impresión primera aminoróse un poco en las funciones sucesivas, pero la. noche de la despedida Oxilia se superó a sí mismo.

En Buenos Aires, donde fué con la compañía, le cupo una pésima época de grandes agitaciones políticas que preludiaban la revolución de Julio. Regresó a Italia recién a fines del año 90, contando o creyendo contar allí con buenos contratos, un poco decepcionado y un poco resentido, también, no obstante las demostraciones de sus compatriotas, amigos y admiradores, que después de una función en el Politeama, le ofrecieron una medalla y una corona de oro.

La contrata italiana no salió tan pronto como deseaba y por tal motivo Oxilia detúvose en Rio de Janeiro, para regresar a Montevideo a mediados del 91, y hacerse oír todavía en algunas fiestas de beneficencia.

La voz, que al llegar por primera vez a la patria ya no estaba intacta, pues la garganta, que nunca cuidó como debía, se resintió demasiado pronto, a poco de su regreso a Italia había desmejorado tan sensiblemente, que pudo decirse que Oxilia no “el tenor de bello porvenir pronosticado por Roberto Stagno”.

Casado y lleno de familia, vióse en la necesidad de aplicarse a la enseñanza para poder seguir viviendo con las comodidades a que estaba habituado. Años más tarde, una grave

— 949 —