Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/966

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

cionaria de marzo de 1886, sofocada con una rapidez asombrosa por la victoria del gobierno en Quebracho, Paysandú, llamaron a Palomeque a la realidad. Así lo demuestra su opúsculo, titulado “La dinastía Santos-Vidal”, cuando dice: “La protesta armada es un deber. Ya no es hora de resistencias legales”. Pero la hora, si existió, él la había desertado.

Después de un viaje a Europa, cambiado entonces totalmente el panorama político del país por la Conciliación de noviembre, y siendo presidente en 1887 el general Máximo Tajes, se radicó en Montevideo para ser director del cotidiano “La Opinión Pública”.

Sus correligionarios eran políticos prácticos, y Palomeque, que era la antítesis de esos hombres aptos — al parecer — para dirigir el partido, pronto no pudieron entenderse, y a mediados de 1891, Palomeque declaró que abandonaba las filas del nacionalismo. Ya en 1890, candidato a senador por Cerro Largo, había prometido una especie de neutralidad política.

Diputado electo por Cerro Largo para la 18ª legislatura en 1894, renunció el cargo al año siguiente. Después de los sucesos políticos de 1898 convirtióse en apóstol de los acuerdos electorales, secundando al Dr. Domingo Aramburu en sus predicas por la fraternidad uruguaya.

Votado una vez más en Cerro Largo para la 20ª legislatura, dejo su banca nuevamente en 1901, y en 1903 resolvió el retorno a Buenos Aires, que en esta ocasíon seria definitivo.

Al margen de las parcialidades tradicionales, enemigo de los caudillos prepotentes de espada al cinto, líder del civismo y de la tolerancia política bien entendida, tan honesto en sus convicciones como fuera de la cruda realidad de las cosas, desesperado sin desesperar nunca, pacifista con actuación como tal en las revoluciones de 1897 y 1904, el Dr. Palomeque concluyó por desvincularse de su patria, incorporado de hecho a la vida de su país de residencia, al tomar la ciudadanía argentina desde fines de 1904.

Sólo este requisito le faltaba para tener allí altos destinos públicos. El gobierno de la provincia de Buenos Aires lo hizo en seguida Juez del Crimen en Bahía Blanca, y en 1907 llegó a Fiscal de Cámara en la misma jurisdicción. Sus ocios de magistrado los dedicaba a estudios históricos que aumentaron con varios tomos, un tanto inconexos y difusos como casi todo lo de su pluma, una bibliografía heterogénea y copiosísima que registra más de cincuenta títulos de libros y folletos. Ellos, y lo inserto en revistas y diarios, denuncian una fecundidad que corría pareja con la elocuencia verbosa y de largo aliento. Falleció el Dr. Palomeque en Buenos Aires, donde últimamente tenía residencia, el 24 de abril de 1937, a los 85 años, pero en completa lucidez intelectual.

— 966 —