Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/970

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deras aliadas, era español, y se llamaba en realidad José de Pons y Ojeda. Nacido en Sevilla en 1817, hijo de un médico, se había educado junto a un tío sacerdote y — estudiante de 17 años en un colegio militar — fué reclutado para el servicio en la primera guerra civil.

Sirviendo al titulado rey Carlos V, formó parte del ejército de operaciones del Norte, ascendiendo hasta los grados de teniente y de ayudante mayor, a cuya altura lo vino a sorprender el Convenio de Vergara, ajustado el 30 de agosto de 1839, entre los generales Baldomero Espartero y Rafael Maroto.

El teniente Pons y Ojeda, amparándose en el artículo 5° de las capitulaciones, optó por la licencia temporal para el extranjero, y cobradas las cuatro pagas adelantadas que se estipulaban, traspuso la frontera francesa, yéndose primero a Nantes y después a Paimboeuf, puerto de la boca del Loire, donde el 9 de julio de 1840, bajo el nombre de León Sánchez de Palleja, tomó la barca “Henri” que debía dejarlo en Montevideo el 22 de octubre.

La falta de papeles en regla para salir de Francia, proveniente de la licencia sólo temporal con que había abandonado España, obligando a Palleja a tomar un nombre supuesto, es todavía caso corriente y general donde imperan los excesos nacionalistas y las persecuciones raciales.

Venía recomendado al comerciante francés Federico des Brosses, que le consiguió en seguida colocación en una barraca de Ferreira y Cía, y de aquí; luego de reunir sus primeros, marchó a Paysandú para establecerse con un almacén.

La invasión de 1842 lo puso en el caso de abandonar el comercio que iba prosperando y retornar a Montevideo, fugitivo ante la ola de los ejércitos de Oribe.

Obligado el servicio de armas como extranjero sin cónsul, enrolóse en calidad de simple soldado de la compañía de cazadores del 1.er Batallón de Guardias Nacionales, en febrero de 1843. Encargado de la confección de listas y estados de la compañía, su capitán descubrió, sin mucha tardanza, que el escribiente sabía demasiado de cosas de milicia para ser un simple plaza, y pudo establecer que se trataba de un ex-oficial. En las horas libres del cuartel se ocupaba de cultivar hortalizas en un terreno en el límite de la Aguada, próximo a los Pozos del Rey y con eso iba ganándose la vida.

Ascendido a clase, se distinguía mucho por su valor y su audacia en el servicio de descubiertas y avanzadas, hasta que un día resolvió presentarse al general Paz a fin de exhibirle sus despachos de España. El general lo destinó para segundo jefe de la llamada “Escucha Española”, cuyo primer jefe era el sargento mayor Manuel de Clemente, compatriota de Palleja, pasando después agregado a la compañía de Cazadores Correntinos.

Su ingreso en el escalafón nacional con grado de capitán data del 3

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