Jacobo Grimm dice, en 1844, en su Mitología alemana: «Nuestra antigúedad más remota atrií- buyó la magia con preferencia a las mujeres.» Y así se perpetuó esta terrible'ilusión contra las mu- jeres, durante los siglos, hasta acercarse a nues- tro tiempo, sin respeto a las confesiones ni a los idearios; a lo sumo pueden entre sí discutir el ca- tolicismo y el protestantismo quién de los dos ha llevado a la hoguera a la última bruja. ¿Cómo llegó el germano a determinar la brujería en la mujer? Esto ha sido objeto de muchos estudios. Es verosímil que la creencia del paganismo ger- mánico en vaticinios y encantamientos y en las dotes especiales de la mujer para estas iínclina- ciones, haya constituído el punto de partida.
La mujer en los sermones. — La mención de la mujer en los sermones es variadísima, y para la historia de la cultura tiene el mayor interés. He recorrido centenares de sermones, impresos y manuscritos, en diversos países, al realizar este y otros estudios. Me ha sido imposible sacar de ellos la conclusión de que se menospreciaba a la mujer. De antemano habría que suponerlo, pues siendo entonces, como ahora, femenina la mayor parte del público, hubieran conducido los agra- vios a la mujer a alejarla de la Iglesia. Una au- toridad en estos asuntos, Lecoy de la Marche, que ha examinado la mayor parte de los sermo- nes de la época culminante de la Edad Media,
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