cho a contraer matrimonio; muchas clases de personas no podían casarse, como, por ejemplo, los oficiales de los gremios. Mediante la clausu- ra de muchos gremios, nació en los últimos tiem- pos de la Edad Media una clase aislada de ofi- ciales que, sin medios de procurarse el susten- to, tuvieron que prescindir de formar una fa- milia.
¿Cuál sería, pues, el destino de tantas muje- res, que no podrían cumplir su oficio natural y que no encontraban medio de sostenerse en la fa- milia o en algún instituto religioso? Poquísimo sabemos sobre esto de la alta Edad Media. Los grandes patrimonios territoriales cuidaban sin duda de la subsistencia de estas mujeres; pero sobre la forma en que lo hicieran, no tenemos no- ticia. La cuestión del servicio doméstico, en el sentido moderno, aparece desde un punto de vis- ta literario por primera vez en Cristina de Pisan. Más noticias obtenemos después en las ciudades: primero, en el Sur, donde se conservaban las ciu- dades antiguas, y más tarde en Alemania, desde el siglo xn. Pero los datos de la situación en el Sur no están todavía estudiados y elaborados.
La mujer médica. — Sobre un oficio de mujer tenemos, en cambio, noticias procedentes del mi- lenio primero: el oficio de médico, que sobre todo aparece la mujer ejerciendo en Italia, donde ya hubo mujeres dedicadas a la curación de enfer-
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