cisca para el ejercicio práctico de su arte. Según Kriegk, hubo en Francfort, en el siglo xv, quince mujeres médicas.
Las mujeres vagabundas. — Otra clase de mu- jeres conoció el mundo medieval, mucho antes aún de la aparición de las ciudades alemanas. Entre los vagabundos o gente errante hay gran cantidad de mujeres. Desfilan en compañía de acróbatas, charlatanes y bandas de bufones, ta- hures y mendigos, que vemos aparecer durante un siglo en las aglomeraciones humanas. Apa- recen como artistas musicales, volatineras, baila- rinas, tañedoras de arpa y lira. De ordinario en- tran en contacto con los ingrávidos escolares errantes y clerici vagabundi, contra los cuales con tanta frecuencia se pronuncian los Conci- lios. Concurren, como es sabido, al campamento de los reyes, a la coronación de emperadores, a las cortes, torneos, ferias y mercados, así como con ocasión de las festividades, asambleas reli- giosas y Concilios. Constanza, durante el Conci- lio, no se vió líbre de ellas. Bandas de mujeres vagabundas vemos caminar tras de los cruzados hacia el Asia, o seguir el rastro de los soldados mercenarios, sin honra y sin derecho, y, en ocasio- nes, hasta excluídas de toda comunicación religio- sa. Entre ellas sólo se cuenta una mártir, Pelagia Mima; las musicantes, en cambio, están abundan- temente representadas en las leyendas de santos.
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