Observaciones generales sobre las consonantes.
Las letras solares, que despues del art. ár. se duplican por el texdid, son generalmente representadas por la consonante simple. Lo propio sucede con la letra duplicada en medio de dicción: aba de haffa, adufe de ad-duffe. Á veces se conserva: annora, annafil, alloza, alcolla. Las letras d, l, n, r y s se intercalan á veces en medio de dicción: galdifa, almirante, arancel, alferce, odalisca. Las consonantes l, m, n, r, z se añaden al fin: adazal, calaim, asacan, alamar, charquez.
Unas veces se suprime por la aféresis la letra inicial: Miramamolin por Amir amomenin (fenómeno que se observa también en los dialectos arábigos vulgares, cf. بو bu por ابو abú, مير mir por امير amir); otras se sincopa la medial: aba por alba, almófar por almigfar, abiar por albihar; y otras, finalmente, se apocopa: alami por alamin, aladrea por alidrar, adel por ad-dellál.
Las combinaciones ml y mr intercalan una b eufónica: asembla, rambla, zambra; y la st se resuelve en c, ç y z: almáciga de almastaca, moçárabe y mozárabe de mostarab.
Delante del ض (dhad) se intercala en ocasiones una l eufónica: alcalde de alcadi, y alguna vez despues una r: aldrava de aldaba. Esta regla no es aplicable, como creen Engelmann y Dozy, á aldea y aldaba, cuya l es, en mi humilde sentir, la del art. ár. que precede al nombre, ó el primer د (dal) duplicado por el texdid, transformado en la líquida referida. Lo mismo ha de decirse del lam que antecede al د (dal) de aldargama por ad-dargama, aldebaran de ad-debaran, aldisa de ad-disa, y al ط (thá) enfático de altabaque de at-tabaque. Á balde no sería nunca aplicable la regla de Dozy, porque es simple metátesis de بطل bátil. Téngase al efecto en cuenta que las voces arábigas pasaron al español tal cual las pronunciaba la gente menuda y popular, ajena