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y artículo se aplican á individuos de uno ó de otro sexo. Individualmente tomado sólo puede ser masculino.

Dueño sin variar de terminación y con sólo el artículo masculino, se aplica al hombre y á la mujer, "La hice dueño de mi voluntad" (Quijote, Cervantes). "Lo que gustes, hija dueño eres de tu voluntad" (Tamayo y Baus). También admite la final a cuando se aplica á una mujer; v. g.: "Hoy dueña de tu albedrío gozarás del bien supremo" (Meléndez).

100. Por regla general los nombres de personas y animales bajo la terminación masculina, comprenden también á individuos del sexo femenino; y así cuando decimos nuestros hijos, nuestros padres, nuestros abuelos ó bien los Reyes Católicos, los Duques de Guisa, hablamos de hombres y mujeres juntamente. En Bretón se lee: "Y lo demás se lo doy á dos sobrinos que tengo; uno hembra, otro varón." [Una Vieja.]

En las locuciones el perro es fiel; el caballo es útil; perro y caballo comprenden al macho y á la hembra. Sin embargo, oveja, gallina y paloma femeninos por su terminación comprenden á toda la especie. (Véase la Gramática de Bello, Cap. VII.)

101. Muchos sustantivos varían de terminación, según cambian do género, como emperador, emperatriz; czar ó zar, czarina ó zarina; barón, baronesa; varón, varona (anticuado), varonesa; príncipe, princesa; rey, reina; poeta, poetisa; héroe, heroína; diablo, diabla, diablesa; canónigo, canonesa; diácono, diaconisa; sacerdote, sacerdotisa; abad, abadesa; profeta, profetisa; alcalde, alcaldesa; alcaide, alcaidesa; cantor, cantora; cantarín, cantarina, cantatriz; actor, actriz; institutor, institutora; prior, priora, prioresa; jefe, jefa; gigante, giganta; comediante, comedianta; regordete, regordeta; hotentote, hotentota; pariente, parienta.

102. Por regla general los verbales en ante, ente, iente ó yente no cambian de terminación por razón del género, ya se usen como participios, como adjetivos sustantivados ó como adjetivos; y así se dice: el amante niño, la niña amante; el amante y la amante; el oyente y la oyente; el obediente y la obediente. Penitente y confidente procedentes de verbos latinos no mudan su terminación al pasar al género femenino; si bien buenos escritores han dicho confidenta, "la confidenta y acompañanta" (D. Juan Valera, Ilus. del Doct. Faust.).

103. Según uso de buenos escritores, los participios en ante, ente, iente, yente que admiten por excepción la terminación femenina a, por este mismo hecho pierden el carácter de tales participios, y se usan como nombres; y así la princesa que rige á una nación se llama princesa ó reina regente; al paso que la mujer del regente es la regenta.

Presidenta, sin embargo, significa la que preside y también la mujer del presidente. Se hallan en el caso de la observación hecha al principio de es-