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Para impedir que siga en aumento este derrame se comprime sobre el sitio contundido para cerrar los extremos de los vasos; esta compresión debe ser prolongada, suave y uniforme, inmovilizando la parte golpeada para que tenga mayor reposo.

La aplicación de compresas de agua muy fría ó muy caliente, renovadas frecuentemente, ayuda también á contraer los vasos por acción refleja y contrarestar el derrame al mismo tiempo que el vendaje apropiado contiene mecánicamente; ambos deben continuarse por largo rato; así se calma también el dolor. De ahí nace la costumbre popular de aplicar metales fríos, como ser: un cobre, una llave ú hojas de plantas ó barro etc. que lo mantiene frío; lo mismo el uso de harina y agua vegeto-mineral que sería mejor reemplazar por agua pura.

Se curará fácilmente la contusión en pocos días si una masagista hábil sabe hacer el roce varias veces al día en dirección al corazón; así arrastrará más fácilmente la sangre estancada y bajará la hinchazón en poco rato, facilitando al médico el poder hacer el diagnóstico de una entorsis, luxación ó fractura.

Si á más de la piel, los órganos esenciales internos: cerebro, médula espinal, pulmón, hígado, intestino han sufrido una contusión, veremos aparecer instantáneamente fenómenos alarmantes de parte de estos órganos, y á veces un estado especial que se llama shock (sacudida brusca), y que se manifiesta por una indiferencia, insensibilidad, apatía, abatimiento, postración, etc.; causada por una conmoción cerebral ó medular, causada por el dolor, la hemorragia, el susto, etc.

La conmoción cerebral puede ser producida por un golpe ó caída. Cuando es leve, se distingue porque hay vértigo, obscurecimiento de la vista, hay síncope ó agitación, y por fin, vómitos al recuperar el conocimiento. En la conmoción grave hay pérdida completa del conocimiento, la piel pálida y fría; el pulso y la respiración débil.

Se debe estimular, abrigar y calentar al enfermo que se enfría.