El canto de las sombras
CUANDO MURIO ESA TARDE
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Quédate aquí; a mi lado, pensativo, en el refugio de la aislada fronda, do, interpelando al pensamiento mío pueda contarte este dolor a solas.
Quédate aquí, tengo que hablar; escucha: mientras el bosque azul se narcotiza, y recogiendo su velada púrpura se marcha el sol hacia la ausente vía;
te contaré todo hasta el fin... ¿Lo crees? Quédate aquí si anhelas escucharme : es lo que siempre las pupilas vierten cuando se vive el corazón muy tarde.
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Deja que arranque esta azucena mustia que ha terminado de agostar mi seno; como estas flores en la tierra hay muchas, ¡te evite Dios tan prematuro invierno!
¿No tiembla así el pasado cuando vuelve en la mudez del pálido recuerdo? Quédate aquí, hablaré, no te impacientes voy a contarte todo, es que aún espero.
Espero aún a que la sombra llegue y sienta frío sobre el alma. ¡Espera! Sélo la noche y tú, si me comprendes, pueden oír tan triste confidencia.
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