Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/307

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un tierno infante al autor de su vida, no pudiendo dominar su dolor prorumpió en sollozos y copiosas lágrimas.

El Viernes 4 de Enero al salir el Sol, la Niña, remolcada por su lancha, salió con rumbo al E. en demanda de una elevada montaña, á la cual puso el almirante el nombre de Monte-Cristo. Observóla Colon como hidrógrafo, como naturahsta y como poeta, y dejó consignado en su Diario su perenne é inagotable entusiasmo por aquella naturaleza tan armoniosa. Dos dias mas tarde aparejó, continuando el costeo en toda su estension hacia el E.; pero manteniéndose á distancia bastante en razón á los arrecifes, cuando á las doce de la mañana, el marinero que estaba de guardia en la cofa, señaló una vela por la proa. Era la Pinta, á la que un brisote devolvía á el almirante.

En vano esperaba el señor Martin Alonso que la inmensidad ocultaría su deserción, porque la divina providencia lo arrastraba á través de los espacios ante los ojos de su jefe embarcado en la Niña-, punto imperceptible en la inconmensurable llanura. Eorzado por el viento á unirse á Colon, lo siguió al puerto de Monte-Cristo, y pasó á su bordo, buscando para disculparse razones todas falsas, y contradictorias muchas. Sin embargo; el almirante finjió admitirlas, por temor de agravar la situación; pues ambos buques los mandaban Pinzones, y la mayor parte de sus tripulantes eran ó parientes, ó amigos, ó paisanos suyos: en todo tiempo, mas principalmente después de la descubierta, le habia hecho sentir el mayor de los tres hermanos el peso de su aislamiento y su calidad de estranjero, y sabiendo de qué escesos era capaz su brutal orgullo, escitado por la envidia, se contuvo por no dar lugar, como dice Las Casas, á las malas obras de Satanás,1 que buscaba el modo de impedir aquel viaje, como hasta entonces habia hecho.

1. Las Casas. Diario de Colon, 6 de Enero de 1493.