Página:Historia de la Patagonia, Tierra de Fuego, é Islas Malvinas.djvu/42

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
28
HISTORIA DE LA

í»u» ínstntmentos cortantes en di- rección al lugar que abandonaron ; y si en la niiev» residencia se ma- nifestasen algunas enfermedades, huyen de nuevo con las mismas de- mostraciones supersticiosas, espar- ciendo así «US enfermos en todos los F untos donde han hecho parada, ácil es de inferir que serán pocos los dolientes que escapen con vida ó se restablezcan de este modo ; por^ que si unacrísis feliz les salva, en los primeros dias de convalecencia consumen las escasas provisiones que les dejaron, y luego mueren de hambre ó de miseria, en medio de un desierto, no pudiendo llegar á donde fué su tribu , distante á veces mas de cien leguas. ¡Figurémonos cuáles deben ser las anjgustias del desdichado vuelto á la vida, no te- niendo á su alrededor otro espec- táculo que el de cadáveres devora- rados por millares de aves que des- garran las carnes de sus hermanos durante su letargo ! Así es que teme entregarse al sueño , por no ser víc- tima de los monstruos alados, antes de su muerte.» Volviendo á tratar del culto délos Patacones , añadiremos que acordes con las naciones^ vecinas , personifi- can ásudios'Achekenat-kanet en un árbol aislado, llamado por los Puel- ches gualichú^ y que en todos los pai- ses se conoce bajo igual denomina- ción. Este dios detestable es un ár- bol achaparrado, que si se encontra- se en un bosque no llamara la aten- ción , al paso aue como perdido en una inmensa llanura donde se es- tiende, parece que anima y sirve al viajeix). Tiene de alto veinte á trein- ta pies ; es muy torcido, espinoso , y su copa ancha y redonda: el tronco corpulento y nudoso, medio carco- mido por los años, y el centro hueco: pertenece á las numeixjsas especies de acacias espinosas que dan una vai- na cuya pulpa es azucarada, y que los habitantes confunden con el nom- hre de algarrobo. Es muy sin- gular encontrar este árbol solo en lo interior dé los desiertos, como ár- i*ojado por la naturaleza para inter- rumpir en ellos la monotonía. Las ramas del algarrobo sagrado están llenas de las oD^endas salvsges : allá ^ se ve pendiente una manta , aquí un poncho; mas distante cintas de lana, hilos áe colores , y por todas partes vestidos mas ó menos estropeados por el tiempo , y cuyo conjunto pre- senta mas bien que la vista de un al- tar una triste prendería, desbarradas por los vientos. Ningún Indio pasa por allí sin dejar alguna cosa. El que nada tiene , se contenta con ofrecer parte de la crin de su caballo , atan-- dola á una rama. XI tronco caverno- so del árbol sirve de depósito á los Eresentes de hombres y mujeres: ta- aco , papel de cigarros, baratnas de- vidrio , y hasta monedas de vi(n*io se encuentran allí revueltas. Lo que atestigua aun mas que todo el culto delossalvsyes , es el gran número de esqueletos de caballos degollados en honor del jenio del lugar , ofrenda, la mas preciosa que un Indio puede hacerle, y que en su concepto debe ser mas eficaz: así es que los caballos tan solo son sacrificados al árbol det gualichú y á los rios, que reveren- cian y temen igualmeale por la ne-. cesidad que hay de pasarlos conti- nuamente y arrostrar á un tiempo su profundidad y su corriente. » Admiración causará tal vez que- estas absurdas creencias y estas prác- ticas mas absurdas todavía , no ha- yan desparecido con el contacto del cristianismo, que ha tomado posesión de una gran parle del nue- vo mundo. Aquí se ve pues uno dé- los hechos mas característicos de ciertas razas australes. Jamás ha que- rido abrazar la relijion católica un Patagón, un Puelche, ni un Arauca- no. Siempre se han resistido á los piadosos esfuerzos de los misioneros y han permanecido invariablemente fieles a sus divinidades. Lo que eran en otro tiempo con respecto á las creencias y la superstición, lo son to- davía actualmente, sin que se mani- fiesten dispuestos de ningún modo á admitir otras ideas y otros princi- pios. En aquellos países remotos es donde se debe irá estudiar al verda- dero hombre Americano : allí existe en toda lavirjinidad de sus tradicio- nes y su antiguo tipo : allí es donde el filósofo y el fisalojiata pueden eii-