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PATAGONIA.

Artículo 1.° Las islas Malvinas y las adyacentes al cabo de Hornos en el Océano atlántico , tendrán un gobernador militar y político, que sera inmediatamente nombrado por el gobierno de la república.

Art. 2.° Este gobernador residirá en la isla de la Soledad, donde se levantará una batería y se enarbolará el pabellón de la República.

Art. 3.º Dicho gobernador cuidará de la observancia y ejecución de las leyes de la república, así como de los reglamentos concernientes á la pesca de focas y ballenas en las costas.

Poco tiempo después se supo en Europa que Mr. Luis Vernet de Hamburgo, que acababa de esplorar las Malvinas, estaba nombrado gobernador de estas islas, y que había partido con su familia y cuaren- ta colonos ingleses y alemanes, para empezar el proyectado establecimiento en la bahía francesa.

No pasaremos adelante sin dejar de manifestar que las razones que se alegaban en el decreto de la república de Buenos Aires eran sumamente estrañas. Una colonia que se emancipa , no por eso hereda el territorio contiguo que perteneció á sus dueños , pues si esta doctrina tan singular se admitiese en el código de las naciones , hubieran podido reclamar por ejemplo los Estados Unidosde America á Terranova y el Canadá á título de herencia. En semejantes casos la fuerza constituye la autoridad , y por esta razón pasaron las Malvinas a manos de la república arjentina. Por lo demás, el gobierno de Buenos-Aires no tenia necesidad de apoyarse en tan frivolos argumentos y encubrir su usurpación con la capa de la lejitimidad, pues no necesitaba escusa para justificar un hecho que mucho tiempo hacia estaba autorizado por el uso entre los pueblos civilizados.

Creemos que no carecerá de interés el saber lo que fué en poco tiempo la colonia de la Soledad en manos de Mr. Vernet. El siguiente estracto de una carta escrit al capitán King, por un oficial amigo suyo , nos falícita curiosos pormeno : « El esta blecimiento , dece , forma un semicírculo al rededor de un terreno á donde se llega por un pasadizo estrecho que forma parte de la bahía. Los Españoles ten ian defendida esta entrada por dos fuertes (lueen la actualidacl están arruinaaos. El gobernador Vernet me reei- ^ bió con benevolencia ; es un suieto muy instruido y posee varios idio- mas. Su casa larga y baja , consta de un solo piso con paredes de piedra muy gruesa. Encontré en ella una buena librería , compuesta de obras españolas, alemanas é inglesas. Una alegre conversación amenizó la co- mida , á la cual asistieron Mr. Ver- net, su mujer, y algunos convidados; por la noche hubo música, canto y baile. Este concierto improvisado me pareció muy estraño en las islas Falkland donde solo creía encontrar marinos y pescadores. El estableci- miento de Mr. Vernet consiste en unos quince esclavos que él mismo ha comprado al gobierno arjentino, con la condición de enseñarles al- gún oficio útil , y darles libertad al cabo de algunos años de servidum- bre. Estos esclavos son deíedad de 15 á 20 años y parece que se tienen por (i ichosos. El número total de losha- bitantos de la isla no pasará decien- to, compi^ndidos veinte y cinco Gauchos y cinco Indios. Había dos familias holandesas, cuyas mujeres se ocupaban en ordeñar las vacas y hacer manteca; dos ó tres familias inglesas, y una alemana ; el resto^se componía de comerciantes españo- les y portugueses. Los Gauchos eran de Buenos-Aires, y su capataz un francés. »

Estos pormenores prueban que los colonos tenían motivos para confiar recoier el fruto de sussudDres. Des- graciadamente una catástmfe impre- vista cayó sobre ellos y aniquiló el fruto de sus trabajos. Mr. Vernet además del título de gobernador de las Malvinas, habia obtenido el privüejio esclusivo de la pesca en el archipiélago. Apenas se nalló revestido de sus funciones, mandó alejar las naves anglo ameri- canas, cuyas tripulaciones devasta- ban las bahías mas pobladas de am- íibios, y mataban indistintamente