Página:Historia de un amor turbio - Los perseguidos (1908).pdf/105

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
105
Historia de un amor turbio

el busto afuera, pero no pudieron conocer á nadie.

— Tengo sueño todavía — murmuró Eglé.

Mercedes se incorporó, observando de cerca en sus manos la raya roja que había dejado la baranda.

—No sé qué podíamos hacer—observó distraída en su examen.

—Si me hubieras dejado dormir....

Mercedes se animó de pronto:

—Vamos al centro?

—Mamá no va á querer.

—No importa; vamos á pedirle—Y arrastró á su hermana abajo. En efecto, la madre se opuso resueltamente; el día anterior habían vuelto á la una y era bastante.

—Pero Lola!—se quejó Mercedes—No sabemos qué hacer!

Desde pequeñia, en los momentos de ternura, Mercedes llamaba á su madre por el nombre. La respuesta, llena de reproches y