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Página:Historia general de el reyno de Chile - Tomo I.djvu/121

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DIEGO DE ROSALES.

muertos a las puertas de sus casas y por las calles. Con la mortandad y corrupcion de los cuerpos, se inficcionó el ayre, se apestó la ciudad, y por conservar algo la vida sallan a morir a los campos. Solamente perseveraron veinte y cuatro vivos, los quales se encaminaron la tierra adentro en busca de las colonias de los Españoles de Chile, de Tucuman o Buenos Ayres, que no se ha sabido de su fin.

A nueve del mes de Enero de 1587 aportó a la ciudad de San Felipe Tomas Candisio, ingles: hallóla destruida y muchos cadáveres incorruptos y enteros en las calles y edificios, que con el gran frio se conservaban. Encontró con vn español llamado Tomas Hernandez, que le dió noticia de cuatro grandissimas culebrinas que estaban enterradas, mandólas sacar y embarcar en sus navios, y despues que passó a Chile por el Estrecho, dexó en el puerto del Quintero a Tomas Hernandez, de quien se supieron muchas cosas de las referidas [1]. Este fin tubo una empressa tan sonada, vna armada tan prevenida, una navegacion tan contrastada, el aparato civil y militar, tan extraordinario y costoso, grande en las esperanzas y trájico en los efectos, pues se perdieron doze vageles, mil y setecientas personas, artilleria, municiones y pertrechos sin cuenta. Desdicha comun de los hombres, que como no alcanzan a saber los fines, emprenden cosas grandes a mucha costa y no corresponden los sucessos a los intentos, y todo se pierde, ménos que la obra sea de Dios, que del principio al fin conose los succesos y dispone los medios suave y eficazmente para conseguir sus fines.

El medio mas importante y efficaz para la estabilidad de qualquiera poblacion que se quissiere assentar en el Estrecho, es hazer otra en las vertientes de la cordillera de esta parte de Chile, ciento y cincuenta leguas apartada de la costa del mismo Estrecho hazia las lagunas de Güeñauca y Purailla, habitadas de muchos indios, porque dándose la mano con las del Tucuman y Buenos Ayres, que apenas están doze dias de camino, quedará en medio y se puede conducir fácilmente ganado bacuno y todo genero de bastimentos en qualquiera tiempo del año, o en lo mas dél; porque tiene muchos puertos por aquella parte la cordillera y es muy vaja, y de esta manera se escusarán las conducciones tardas y dudosas del mar, expuestas a tantos peligros.

Este discurso dieron al Príncipe de Esquilache, Virrey del Perú, personas de buen zelo y consejo, y se lo escribió al Rey Hernando Arias de Sabreda, Gobernador de las Provincias del Rio de la Plata. Su Magestad ordenó a don Lope de Ulloa y Lemos, gobernador de Chile, que le informasse de las conveniencias y buenos effectos que se requirian; y aviéndose aprobado en el Real Consejo de las Indias, embiaron los despachos necessarios para su execucion, por cédula de diez de Agosto de 1619, a Don Jerónimo Luis de Cabrera, noble vecino de la ciudad de Córdoba del Tucuman, dotado de gran valor, generoso ánimo y otras muy lucidas prendas, el qual ofreció eregir esta poblacion a su costa: salió para este effecto y para buscar la ciudad de los Españoles de los navios perdidos en el estrecho. Partió con grande aparato de Españoles e indios amigos, bastimentos, armas, mu-


  1. Tomas, o Tomé Hernandez, único sobreviviente de la desventuada espedicion de Sarmiento, se quedó en Chile, y habiendo perdido una pierna en el combate que Cavendish sostuvo en Quintero el 6 de abril de 1587, vivió pobre y miserable. En 1593 estaba en Valparaiso.