a un cautivo son notables; porque en juntándose toda la tierra en la plaza de armas, que es el Lepan, lugar dedicado para estos actos públicos, trahen al cautivo que an de quitar la vida atadas las manos y con una soga al cuello, de donde le van tirando, y al que assi lleban le llaman Guequeche, que quiere dezir en su lengua: hombre que an de matar como carnero, porque le matan del mismo modo que matan los carneros de la tierra, y suple en las fiestas grandes por un carnero. Si le lleban a caballo, dan tres vueltas con él con grande furia, corriendo al rededor de la gente que le está esperando con sus lanzas en las manos puestos en rueda, y acabadas las vueltas con grande grita y algazara le meten en medio de la rueda, donde tienen ya los caciques clavados sus toquis de pedernal negro en el suelo y atadas a ellos sus flechas ensangrentadas. Si le lleban a pie, hazen una calle larga de toda la gente y por ella le lleban como a la vergüenza, y todos le dizen muchos valdones, particularmente las viexas: y que se harte de ver el sol, que ya no le ha de ver mas, que llegó el dia en que ha de pagar los males que ha hecho; y si es alguno que ha sido valiente y les ha hecho mucho daño en la guerra, llegan a él las viexas y le dizen: "que es de mi hijo o mi marido que me mataron en tal tiempo? Vuélvemele, y si no ahora he de comer de tus carnes: esa mala cara que podia hazer? tus maldades te an traido a nuestras manos, ahora la pagarás." Y en llegando al medio se ponen todos en raeda y hazen temblar la tierra dando muchas vozes y diziendo: muera, muera.
Quando el que quieren matar es algun indio noble o algun soldado valiente, le dan lugar para que hable, y son tan animosos, que aunque ven que los quieren matar, hazen sin turbacion ninguna un elegante razonamiento con grande arrogancia. "Ya sé (dize el que es valiente) que me traheis a matar; no penseis que temo la muerte, que como he sido soldado, siempre la he traido delante de los ojos y he puesto la vida al tablero; no estraño el morir, porque siempre he despreciado el vivir, y he mirado la vida como la hazienda que se aventura al juego, que si oy se gana mañana se pierde. Y en diversas ocasiones he tenido mis ganancias, porque en tal batalla maté a fulano, en tal a zutano, y en diversas... [1] cautivé tantos, y siempre consideré que la fortuna era mudable, y que aviendo ganado tantas vezes al juego alguna avia de perder. Ya llegó mi mala suerte. Pero consuélome con que lo mismo os ha de suceder a vosotros, que si ahora ganais y me quitais la vida, mañana aveis de perder, y parientes tengo yo y soldados valientes en mi tierra que os la quitarán a vosotros. Poca valentia es quitarme la vida, atado, a sangre fria y como se la quitárades a un carnero; probad, pues preciais de valientes, a quitármela hombre a hombre, cuerpo a cuerpo y lanza a lanza. Que fama, que nombre o que provecho aveis de adquirir matando a un hombre valiente atado? Si eso lo hizieran las mugeres, vaya! que es gente sin animo y valor. Pero vosotros, que blasonais de valientes, no adquiris con eso nombre, sino que manchais el adquirido. Mas ganareis con darme la vida, pues es de valientes perdonar al rendido y de cobardes el ser crueles con él. Y no os estará mal el tenerme de vuestra parte, pues habeis esperimentado mi valor, mis ardides y mi valentia; que de el buen vino se haze el buen vinagre, y del buen enemigo un buen amigo; y como yo en tal y tal ocasion hi-
- ↑ Inintelijible.