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DIEGO DE ROSALES.

estas y otras metáforas en verso dan a entender su valentia y como el que les pretendió hazer guerra pagó su atrevimiento. Mientras están cantando andan al rededor de la rueda de la gente algunos indios desnudos hasta la cintura, con las lanzas arrastrando, dando carreras con grande furia, y diziendo a vozes y con grande arrogancia: "Ya pe pullimen<, hazed temblar la tierra, valerosos soldados; tiemble el mundo de vosotros, paxaros cazadores, leones valientes, rayos espantosos," nombrándoles con el nombre Quedu, quedu, que es nombre de un paxaro muy veloz y ave de rapiña que con gran presteza coge y despedaza a los paxarillos, dando a entender que assi son ellos, como aves de rapiña que cazan como a paxarillos a sus enemigos y los despedazan con sus uñas y su pico, comiéndoselos a pedazos. Y diziendo esto, el que tiene el corazon enarbolado en la pica y como estandarte de victoria, le baxa y le despedaza en menudos pedazos y los va repartiendo entre los caciques para que le coman el corazon a aquel que tan inhumanamente despedazaron.

Con esto beben y hazen gran fiesta, dejando el cuerpo sin que le de ninguno sepultura, y la cabeza la desuellan y hazen de el pellexo un apretador o guirnalda para la cabeza que llaman Mañague, y le suelen hacer de los pellexos de las zorras y de las aves, y de otros animales, dexando la cabeza del animal o de el ave en el pellexo, la qual en la guirnalda que hazen cae en la frente por gala con el pico de las aves y los dientes de los animales. Y esta misma gala hazen del pellexo de la cabeza del cautivo que matan. Y el casco le cuezen y le quitan la carne y los sesos y luego beben en él los caciques mas principales. Y a vezes son tan inhumanos y tan carniceros, que beben en el casco de la cabeza antes de descarnarla y guisarla los sesos, haziendo gala de esta barbaridad, y punto de honra... [1] en que beban en la cabeza los caciques y gente noble y no la plebeya.

He visto hazer estas crueldades, no por curiosidad de verlas, sino con harto sentimiento de mi alma, por aver ido acompañando y esforzando en aquel trance tan terrible a algunos que he bautizado en ocasion que los han querido matar a su barbara usanza, sin poderlo estorvar ni quererlo impedir los ministros de justicia y los Españoles por dezir que no pueden mas ni les pueden impedir sus antiguos usos. Bien es verdad que he librado a algunos con mis ruegos, y en su lugar han hecho las ceremonias referidas con un perro negro, y a otros que no he podido librar, por estar los indios muy encarnizados contra ellos y no quererlos perdonar a causa de aver sido grandes enemigos y averles hecho muchos daños, he ido a predicarlos y convertirlos a nuestra Santa Fe, para que ya que han de morir sea recevido el santo bautismo, y que ya que en sus cuerpos se ha de hazer tan grande carniceria, se salven sus almas y hayan a gozar de eterna felicidad en el cielo, como a muchos les ha acontecido, aunque otros han muerto reveldes y sin quererse convertir, esperimentando luego otra peor carniceria de sus miserables almas. Y a los que han muerto christianos, en yéndose los indios a sus tierras los he enterrado en la Iglesia con todo acompañamiento y solemnidad, diziendo los indios barbaros "que para que tenia lástima de aquel perro y le enterraba? que mexor era dexarle que se le comiessen las aves y los perros," aunque no


  1. Inintelijible.