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ni para nada debe ensillarse un caballo potente de gordo; porque el trabajar en un caballo gordo no es más que para mañerearlo y acobardarlo. Cuando la caballada está muy gorda, se acorrala a fin de que se adelgace, y cuando uno quiere tener algunos caballos delgados se tienen a soga.

Estacas. — Los lingotes o trozos, o estacas de atar caballos deben distar unos de otros lo preciso, a fin de que los caballos atados a soga no se alcancen o enreden unos con otros.

Animales caballunos que se apartan. — Con los animales caballunos que se apartan y los que nazcan en las manadas, y que no sean del pelo, debe entablarse en la primavera una manada. Pero los animales que se saquen de las manadas de un pelo, por ser de otro pelo, deben ser ya de un año para arriba, para poder arrancar­los de las madres. En las manadas de un pelo no se deben consentir animales de otro pelo; los potrillos que nazcan de otros pelos también deben sacarse, los que cumplen el año, para los objetos que he dicho arriba.

A las yeguas orejuelas deben sacárseles el cuero y esto mismo debe hacerse con todo animal caballuno que no sirva más que para el cuero, y los vacunos. También debe sacársele el cuero a algún animal que por rengo o manco, o inútil, no venga al rodeo y que ya no sirva.

Caballos punteros. — Deben los capataces cuidar de observarlos al recoger dichas manadas, y lo que se hace es acollarar a los porfiados con las yeguas más se­guras, a fin de que de este modo anden las manadas