140 PANORAMAS DE LA VIDA
estaban ardiendo, los cadáveres sembrados por todas partes.
Iba ya á alejarme de aquellos horrores, cuando en el fondo de una zanja que salté para evitar el calor de las llamas, ví acurrucado al pobre niño, que comenzó á llorar asustado.
Alcélo en mis brazos, lo besé, y envolviéndolo en el poncho, llevéme conmigo este compañero que Dios me enviaba—Lo criaremos mi hermana y y0o— dije y me dirijí al pago donde vivíamos solos despues de la muerte de nuestros padres.
Y anduve tres dias, durmiendo y sesteando en las estancias para conseguir leche con que alimentar ála pobre criatura, que todavía no podia comer.
Llegaba ya ¿ mi casa que divisaba en la falda de una loma, ú distancia de dos leguas, cuando sentí detrás tropel de caballos y un ¡alto! imperioso que me mandaba detener.
Era un oficial seguido de ocho soldados, que dándome alcance, ordenóme echar pié á tierra y entregarle mi caballo, porque el suyo estaba cansado.
Por supuesto que yo habia de negarme á obedecer. Entonces se avalanzó á mí para cogerme por el cuello, y mandó á sus soldados que se apoderáran del caballo, mi pobre galeau que yó crié desde potrillo,