PEREGRINACIONES 141
Como el niño llorara de miedo, el oficial le dió un bofeton que yó contesté con una puñalada; y clavando las espuelas 4 mi caballo salté sobre los soldados y logré escaparme de sus manos, á pesar de las descargas con que me persiguieron.
El fugitivo calló; aguzó el oído, dió una mirada recelosa hácia el lado del camino y prosigió. Desde entonces, que ya vá un mes, ando errante, sin poder trabajar ni volver á mi pago; porque el oficial habia muerto en el sitio donde cayó; y como parece que era un gefe de gran valer, tras de mí vinieron requisitorias á los comandantes de partido para que me aprehendieran. He atravesado Santiago y Tucuman, flanqueando los caminos por la ceja de los bosques, temiendo que me reconocieran por la filiacion, y me tomáran.
Y contemplando al niño dormido sobre mis rodillas —Pobrecito ! —exclamó—qué vida de infierno trae conmigo, durmiendo en el duro suelo, alimentándose de algarrobas y bebiendo el agua cenagoza de los charcos! De mí poco me importa ; pero sí de él, que es inocente, y recien ha venido á este mundo.
Déjemelo V.—la dije—lo criaré con mis hijos, que partirán con él mis cuidados y mi amor.
—i¡Dios se lo pague ! señora—exclamó el fugitivo