78 PANORAMAS DE LA VIDA
dos candelejas con velas de cera, y el denario de mi abuela.
Mis ojos, errando, arrasados de lágrimas sobre todos esos accesorios de aquella edad dorada de la vida, encontraron un objeto á cuya vista salté de la cama con la loca alegria de una niña.
Aquel objeto erala casa de mis muñecas. Corríá ella; y sin curarme del mal estado de mi salud, sentéme en el suelo y pasé revista á la fantástica familia.
Allí estaban todas esas creaciones maravillosas de mi mente infantil: Estela, Clarisa, Emilia, Lavinia, Arabela; engalanadas con los suntuosos arreos que mi amor les prodigaba. Solo que aquellas bellísimas señoras se hallaban lastimosamente atrasadas en la moda. Sus galas olian á moho, y el orin del pasado habia empañado su brillo.
El alba me sorprendió sin haber cerrado los ojos y mama Anselma se santiguó, cuando entrando en el cuarto con el mate sacramental de la mañana, me encontró en camisa, sentada delante de la casa de las muñecas.
— ¡Criatura de Dios!—esclamó— ¿qué haces ahí?
—Estoy visitando á estas pobres chicas que tú me dejabas en un lamentable abandono. Yoesperaba de tí otra cosa; creia que siquiera habias de mudarles ropa.