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188 PANORAMAS DE LA VIDA

—Ese avaro te sacrificará. ¿Es capaz él de buena fe con nadie? Cortaría las alas á su mismo ángel de guarda, por vender sus blancas plumas. Ah! y por este descreido nos quieres abandonar!

Esto, y aun mas, me decia á mí el corazon; pero Samuel habia invocado un nombre que desarrollaba en el recuerdo una encantada lontananza: y la casita de las orillas del Chile, y su solitaria habitante me aparecian llamándome, y echándome en cara mi ingrato olvido.

Estela comprendió lo que pasaba en mi alma y no insistió mas.

Apoyados enla borda, el uno al lado del otro; sobre nuestra cabeza el cielo estrellado y á nuestros piés la rizada corriente; gozosos de hallarnos reunidos cuando menos lo esperábamos; bogando, sobre un palacio de hadas, en un magnífico rio, encerrado entre floridas praderas, volvimos á ser los niños alegres de antes. Nuestra separacion, el incendio y sus horribles peripecias; y hasta el recuerdo del ser estraño, cuya obsesion atormentaba á Estela, se borraron de nuestra mente, para dar lugar á las plácidas imágenes con que la dicha acaricia á sus elejidos.

Habíase iluminado la galería con vistosas lámparas, y presentaba un aspecto animado y pintoresco.

Estela y yo, asidos de las manos recorríamosla,