190 PANORAMAS DE LA VIDA
—Capitan—dijo, volviéndose á éste—déme V. un gusto.
—No tiene V. sino pedir.
—Permítame V. besar estos dados, que tanto oro me han quitado.
—Dueño es V. de hacerlo.
Entónces, cruzado de brazos como se hallaba, el mejicano, inclinándose hasta tocar con el lábio los dados, besólos cun gravedad cómica.
Todos, hasta el otro perdido se rieron de aquella excentricidad. Pero el mejicano, imperturbablemente serio, fué á sentarse al lado de éste.
—Pues, señor—dijo, marcando con lentitud cada una de sus palabras—no siento perder mi dinero; sino perderlo, ganado con dados falsos.
—Falsos!—esclamó indignado el capitan,arrojando su taza—¿Quién osa dudar de mí? Los dados son mios, y yo los declaro buenos.
—Y bien!—replicó el mejicano en son de burla—si tal conviccion asiste á V., nada mas fácil que partirlos.
—¡Un cuchillo! —gritó el capitan.—Pero, ten entendido, infame calumniador, que su segunda funcion será cortarte la lengua.
Traido el cuchillo, cojiólo el capitan, y del primer machetazo dividió un dado en dos partes,
