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Página:JM Gorriti Panoramas de la vida 2.djvu/328

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328 PANORAMAS DE LA VIDA

y el sol próximo al ocaso, doraba con sus últimos rayos la ciudad querida de sus abuelos, la hermosa Sunamitis cantada por la amorosa lira de Salomon, que alegre y risueña se extendia sobre sus dos colinas acariciada por las tibias brisas de la primavera.

Y Jesús, contemplándola lloró.

Lloró sobre su grandeza y santidad pasadas, y sus presentes abominaciones: y su tremendos castigos, y su destruccion postrera, que veia surgir inminente en las lontananzas del porvenir......

Y alzando los ojos hácia la Eterna Clemencia, encontró la eterna Justicia, que, abarcando los ámbitos del cielo, severa, inoxerable pedia la hostia de expiacion.

Entonces, como en el dia que bajando del padre, vino á tomar su puesto en la humanidad dejenerada, lleno el corazon de piedad y de amor infinito, ofrecióse otra vez por ella en holocausto. .....

Y cuando sus discípulos vinieron á buscarlo para decirle que todo habia sido hecho como él lo mandara, encontráronlo triste pero sereno.

Mientras atravesaban las calles de la ciudad, invadida por una inmensa muchedumbre de pueblos, que, desde los confines del reino venian á celebrar la Pascua, uno de los doce compañeros de Jesús rezagándose furtivamente, penetró en el palacio del pontífice......