56 PANORAMAS DE LA VIDA
vagaban en torno á la cárcel con una frecuencia siniestra.
Apurado todo recurso, eche mano, por último, á un expediente supremo, ante el cual habia retrocedido hasta entonces.
Habia un nombre que era y es todavia un mágico talisman para un pueblo boliviano; nombre que levantaba ó apaciguaba las tempestades populares, segun la voluntad de que lo invocaba; nombre que fué un fanatismo, y quees y seráun culto—Belzu.
Asíme pues del prestigio de ese nombre, me envolví en su omnipotencia, y desde ese momento cedió todo á mi voluntad.
Llamé al carcelero, y llevándolo intencionalmente á un salon donde estaba el retrato de ese caudillo, le intimé en sunombre la evasion del jóven preso, necesaria, le dije, á sus planes políticos como agente suyo en Bolivia
El carcelero dobló una rodilla ante aquella imágen y juró cumplir mis órdenes, aunque le costara la vida.
Alas doce de aquella noche, el preso y el carcelero se me presentaron, prontos á partir.
Viendo á Carlos montando el caballo de un amigo suyo, le pregunté donde estaba aquel bello tordo que tanto me habia agradado.
—¡ Ay !'— dijo él, con su melancólica chanza—de