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LA VIDA

erupción que alarga el hilo tres o cuatro milímetros. De cuando en cuando pongo en juego las pinzas, desprendo el cordón y desenrollo el montón en una regla graduada para medir el producto. El total de las medidas me da, en las doce horas, una longitud de 2,88 metros. Como el banquete y su complemento obligado, el trabajo de la hilera, han continuado durante algún tiempo después de mi última visita de las ocho de la noche, se ve que mi insecto ha hilado, sin interrupción de su longitud, una cuerda estercolar de unos tres metros.

Conocido el diámetro y la longitud del hilo, es fácil calcular su volumen. También se encuentra el volumen exacto sin dificultad alguna midiendo el agua que su inmersión desaloja en un estrecho cilindro. Los números obtenidos no carecen de interés; nos enseñan que de una sentada de doce horas el escarabajo digiere casi su volumen de comida. ¡Qué estómago, y, sobre todo, qué rapidez, qué potencia de digestión! Desde los primeros bocados, los residuos se moldean en un hilo que se alarga indefinidamente mientras dura el banquete. En este sorprendente alambique, que quizá no huelga jamás, si no es cuando faltan las vituallas, la materia no hace mas que pasar, los reactivos del estómago la tratan inmediatamente y se agota en seguida. Es de creer que un laboratorio tan rápido en el saneamiento de la inmundicia tenga importante influencia en la higiene general.