Página:Julio Cortázar y el relato fantástico.djvu/56

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pudiera salvado de la infamia de esa muerte” (p. 1 O3). En este último cuento, el observador de fotos no_es dueño de si mientras asiste a la proyección ; no sabe, por momentos, si apretó o no el botón, no sabe exactamente qué hizo en el baño, si lloró o vomitó. Presumimos que gritó porque se sorprende de que Claudine no grite mientras mira las fotos y porque, al ■nal, la pantalla se llenó de mercurio y silencio. En Las babas, el observador es más consciente de lo que hace mientras mira, tiene ciertos propósitos y los cumple : grita, atrae la atención de la mujer y del hombre hacia sí, hace girar la cámara de nuevo y provoca una distracción que consigue salvar nuevamente al chico. Luego de que termina todo, el observador - fotógrafo rompe en llanto y se despierta en otro plano, el de las nubes y las palomas. En uno y otro cuento, tenemos un sujeto observador que atrapa imágenes o intenta atraparlas con un propósito de posesión, de rescate, lo cual plantearía una relación de superioridad del sujeto frente al objeto. En el caso de Apocalip- sis, el que saca las fotos lo hace con cierta actitud turística : apropiarse de los cuadros, de su pintoresquismo, Ilevárselos y proyectarlos en su casa, actitud de la cual se rle Ernesto Cardenal. El mundo inocente y estático, sin perspectivas de esos cuadros no es más que la inocencia con que el personaje los mira y cree poder llegar a poseerlos. Podría ser la actitud del hombre consumista, turista, en un planteo que postula un sujeto consumidory un objeto a consumir, un sujeto turista que visita y un lugar visitado o recorrido en su super■cie y supuestamente siempre igual a sí mismo. En este planteo , nada ni nadie se transformarla. El sujeto volvería a su lugar de origen , seguiría siendo el mismo pero con un “plus” dado por el “yo estuve allí, yo tuve y tengo un poder sobre esas cosas puesto que de alguna manera las pude traer”. Sin embargo, al regreso, podríamos decir que Ia situación es otra: tanto el sujeto observador como los objetos observados han sido transformados, aunque, en realidad, es el observador el que sufre la verdadera transformación. En Apocalipsis y en Las babas el objeto observado se impone con su carga de violencia, aparecen elementos no previstos por el sujeto observador y que este logra interpretar cuando ya no se puede retroceder. En Las babas, hay todavía un poco más de poder en el protagonista, pero, de todas maneras, finalmente ambos observadores quedan sumidos en soledad, incomunicados, solos con sus verdades. En ambos casos, se impone 58 plantea en Apocalipsis: ) y entonces si apreté el botón como si con eso