piso, etc parecía apenas la de un médico, ' falta de ascensor para llegar a un tercer primera vez que viene no quiere cometer errores. La observación minuciosa de esta realidad para ella desconocida le permite captar la rutina vigente en la sala de espera: la puerta de salida de la o■cina se abre y se cierra con un ritmo. La apertura de la puerta da paso a la salida de la persona citada, Ia persona siguiente procede a levantarse y a entrar,La puerta se vuelve a cerrar y luego de un tiempo variable, se abre para repetirse la ceremonia. Marcado por este ritmo, el discurso se re■ere a conocidas situaciones en toda sala de espera de una o■cina: las complicaciones, las quejas, etc. incorporada Nlaría Elena a esa rutina, “iniciada” por quien ya ha estado, Carlos, irrumpe el hecho atípico que quiebra esa normalidad lograda, el hecho que primero no entiende y que, en realidad, no llega a entender nunca: Carlos, el compañero de espera rompe el ritmo de entradas y salidas. Ante la marcada insistencia con que se ha dibujado dicho ritmo, Carlos señala la excepción. Si bien Maria Elena había comenzado por manifestar su extrañeza, en el mismo momento en que se había abandonado a la normalidad y convencionalidad del ambiente, se siente amenazada por el elemento distorsivo del sistema. Dentro de la o■cina, el discurso presenta dos procesos contrapuestos que reiteran la posición inicial de los narradores: por un lado los gestos mecánicos del funcionario( sin levantar la mirada, tiende la mano sin pronunciar palabra para pedir la citación, recomendaciones sobre la Ietra).María Elena responde con un proceso mecánico correlativo al del funcionario: el llenado de la ■cha (antigüedad en el empleo, profesión, etc. .) y , con otro opuesto al automatismo del primero que evidencia el resurgimiento de Ia extrañeza y de la duda que sigue un desarrollo gradual de acrecentamiento. El texto señala detalladamen- te el devenir del pensamiento de María Elena, que va desde la molestia informe (“algo le molestaba, algo que no estaba del todo claro” Cortázar, 1994,p. 138) hasta la precisión de la extrañeza (“...Era raro que Carlos no hubiera salido como los otros. Era raro porque Ia oficina tenía solamente una puerta..." p. 138). La frase ■nal del relato se constituye en una ironía cuando María Elena 69 Se destaca la mirada asustada y atenta de Maria Elena. Como es la
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Apariencia