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DE SÓFOCLES

mente infringe las leyes, el que pretende mandar en los que gobiernan ¿cómo ha de merecer nuestros elogios? Aquél que la República ha elegido por jefe, en todo, así en lo grande como en lo pequeño, en lo justo como en lo que no lo parezca, debe ser obedecido. No hay calamidad más tremenda que la anarquía, como que ella es la que arruina los pueblos, la que lleva la desolación á las familias, y en los combates produce la confusión en los guerreros y ocasiona las deserciones. En cambio en la obediencia está la salvación y la seguridad de todos. Sepamos, pues, mantener el orden en el Estado y no toleremos que una mujer se nos imponga. Nos dejaremos vencer, en caso necesario, por un hombre; pero que se diga que somos más débiles que mujeres... ¡jamásl

EL CORO

Si la edad no hace que nos engañemos, parécenos muy puesto en razón tu discurso.

HEMÓN

Los dioses, padre mío, han dotado á los