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LA CAMPAÑA

los. Mas el cuerpo de Sanidad que tenia celo y ciencia por su parte para socorrer á los heridos, carecia de medios de transporte proporcionados á la multitud de desgracias que habia que lamentar: las secciones sanitarias de los batallones trabajaban de contínuo, llevando los heridos hasta el Serrallo por entre las rocas y los matorrales, y apenas los depositaban en el hospital de segunda línea, volvian al fuego en busca de otros; pero ¿qué eran ocho camillas por batallon, cuando habia algunos de estos, como Madrid y Alcántara, que tenian cada uno pasados de 100 hombres fuera de combate? Aunque los soldados sanitarios hicieran tres viajes, lo cual era muy dificil, resultaba que faltaban camillas para las cuatro quintas partes de los heridos; era preciso, pues, inventar algun medio de transporte que pudiera suplir esa falta; y en efecto, tendidos en su propia manta, que cuatro soldados sostenian por sus puntas, fueron trasladados al Serrallo la mayor parte de los heridos. Aquellos á quienes sus heridas no impedian andar, bajaban apoyados en el hombro de algun compañero; y haciendo este piadoso oficio con un pobre soldado herido, y llevándole su carabina y fornitura, ví bajar del reducto al Sr. de Llano Ponte, rico propietario Asturiano, que movido de su entusiasmo babia ido á África, encontrando ocasion de ejercer su caridad con los héroes de la pátria.

Cuando llegamos al Serrallo empezaba á cerrar la noche: el salon principal de este edificio, donde se hallaban las oficinas del Estado Mayor, estaba convertido en hospital, al cargo de los Sres. Farinós y Banús; aquella sala se habia llenado pronto de heridos, entre los cuales se divisaba en un rincon, sobre su cama de campaña, al General Echagüe. El patio y la entrada estaban tambien obstruidos por ellos; y