Ir al contenido

Página:La Divina Comedia (traducción de Manuel Aranda y Sanjuán).djvu/55

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
43
EL INFIERNO. CANTO II.

genti (1)!» Este florentino, espíritu orgulloso, se revolvia contra sí mismo, destrozándose con sus dientes.

Dejémosle allí, pues no pienso ocuparme más de él. Despues vino á herir mis oidos un lamento doloroso, por lo cual, miré con más atencion en torno mio. El buen Maestro me dijo:—Hijo mio, ya estamos cerca de la ciudad que se llama Dite (2); sus habitantes son criminales, y su número es grande.—Y yo le respondí:—Ya distingo en el fondo del valle sus torres bermejas, como si salieran de entre llamas.—A lo cual me contestó:—El fuego eterno que interiormente las abrasa, les comunica el rojo color, que ves en ese bajo infierno.

Al fin entramos en los profundos fosos que ciñen aquella desolada tierra: las murallas me parecian de hierro. Llegamos, no sin haber dado antes un gran rodeo, á un sitio en que el barquero (3) nos dijo en alta voz: «Salid, hé aquí la entrada.» Ví sobre las puertas más de mil espíritus, caidos del cielo como una lluvia, que decian con ira:—¿Quién es ese que sin haber muerto anda por el reino de los muertos?»—Mi sábio Maestro hizo un ademan, expresando que queria hablarles en secreto. Entonces contuvieron un poco su cólera y respondieron: «Ven tú solo, y que se vaya aquel que tan audazmente entró en este reino. Que se vuelva solo por el camino que ha emprendido locamente: que lo intente, si sabe; porque tú, que le has guiado por esta oscura comarca, te has de quedar aquí.»

Juzga, lector, si estaria yo tranquilo al oir aquellas pa-

(1) Fué un hombre rico y poderoso, de la familia Cavicciuli Adimari, que se enfurecia brutalmente por lo más minimo.

(2) Dite viene de Dis, que es el sobrenombre de Pluton.

Nocte, atque dies patet atri janua Dites. (Virg.)

(3) Flégias.