las miradas se apartarian de él con horror. Como aquellas ruinas, cuyo flanco azota el rio Adige, más acá de Trento, producidas por un terremoto ó por falta de base (1), que desde la cima del monte de donde cayeron hasta la llanura, presentan la roca tan hendida, que ningun paso hallaria el que estuviese sobre ellas, así era la bajada de aquel precipicio; y en el borde de la entreabierta sima, estaba tendido el mónstruo, oprobio de Creta, que fué concebido por una falsa vaca (2).
Cuando nos vió, se mordió á sí mismo, como aquel á quien abrasa la ira. Gritóle entonces mi Sabio:—¿Por ventura, crees que esté aquí el rey de Atenas (3), que allá arríba, en el mundo, te dió la muerte? Aléjate, mónstruo; que este no viene amaestrado por tu hermana (4), sino con el objeto de contemplar vuestras penas.—Como el toro que rompe las ligaduras en el momento de recibir el golpe mortal, que huir no puede, pero salta de un lado á otro, lo mismo hizo el Minotauro; y mi prudente Maestro me gritó:—Corre hácia el borde; mientras esté furioso, bueno es que te pongas en salvo.
Nos encaminamos por aquel derrumbamiento de piedras, que oscilaban por primera vez bajo el peso de mi cuerpo. Iba yo pensativo, por lo cual me dijo:—Acaso piensas en estas ruinas, defendidas por aquella ira bestial, que he disipado. Quiero, pues, que sepas, que la otra vez que bajé al profundo Infierno, aun no se habian desprendido estas pie-
(1) Los desprendimientos del Monte Barco, entre Verona y Trento. Creen otros que se refiere á los del Chiusa, cerca de Rívoli. Debe advertirse que dice mas acá de Trento.
(2) El Minotauro, que, segun la Fábula, fué engendrado por un toro, al cual Pasifae, mujer del rey de Creta, se sometió encerrada en una vaca de madera.
(3) Teseo.
(4) Ariadna, hija de Minos y de Pasifae, que enseñó á Teseo el modo de matar al Monotauro.